Alimentos transgénicos ¿Dañinos para la salud?
El hombre lleva varios miles de años modificando los vegetales que utiliza como alimento. Actualmente, la ingeniería es la tecnología encargada de manipular y transferir el ADN de un organismo a otro, lo que posibilita la creación de nuevas variedades, corrección de defectos genéticos y fabricación de numerosos compuestos.
En sus comienzos la ingeniería genética se utilizo para producir sustancias de uso farmacéutico como la insulina, por medio de la modificación genética, de microrganismos. Después, se aplicó para obtener vegetales y animales modificados genéticamente.
Así se conoce por organismos genéticamente modificados (DGM) o transgénicos a aquellos organismos vivos (virus, bacterias, hongos, microrganismos, animales y vegetales) a los que se les introduce un gene de un organismo de otra especie (o incluso otro reino) por medio de la biotecnología moderna o ingeniería genética. En otras palabras, se realiza un “cruza” sofisticada entre diferentes especies y reinos para modificar las características originales del organismo. Por ejemplo, maíz con genes de bacteria, cerdo con genes de vegetal, o una fresa con genes de pez. Este procedimiento permite que el organismo vivo, produzca una nueva proteína que le confiere diferentes propiedades.
Objetivo y clasificación de los transgénicos
El objetivo de producir vegetales modificados genéticamente es que tengan una vida comercial más larga, resistan condiciones ambientales más agresivas (heladas, sequías, distintos tipos de suelo), soporten herbicidas, o plagas de insectos, y tengan mejores cualidades nutritivas. En general, que sean mejores que el original.
El primer alimento modificado por la ingeniería que llego al mercado, fue el tomate. Se le introdujo un bloqueo a las enizmas responsables de la maduración, lo que garantizaba una vida de anaquel mayor, y se esperaba que su sabor mejorara al lograr madurar la planta, evitando pérdidas millonarias a las comercializadoras, que se ven obligados a tirar toneladas de productos prohibidos. Los alimentos que posteriormente se introdujeron al mercado, fueron la soya y el maíz , que se hicieron resistentes a herbicidas, o a ciertos insectos, lo que se traduce en mayor rendimiento, por cultivo y cosecha.
¿Daños a la salud?
Hasta el momento, no existe ninguna evidencia científica, que compruebe daños a la salud del hombre. Si bien, toda nueva tecnología colleva riesgos potenciales, los alimentos modificados genéticamente, son tan seguros y presentan quizás los mimos riesgos para la salud como los alimentos convencionales o tradicionales, pues tienen casi la misma composición. En otras palabras, se considera que son equivalentes sustancialmente, pues su composición es igual del que proviene, con la única excepción del nuevo gene introducido.
Aun así, hay quienes siguen hablando de riesgos, y hacen referencia a la probabilidad de aumentos de casos de alergia, al peligro de aparición de resistencia a antibióticos, generación de cánceres. Sin embargo, no es necesariamente la modificación genéticos lo que puede convertirlos en potenciales alergénicos. No es posible generalizar y hablar de que todos los alimentos transgénicos son buenos o malos, pues existen centenares de ellos. Para calificarlos, se debe evaluar cada uno, por sí solo, estudiar caso por caso, además de vigilar el proceso.
Los alimentos transgénicos, que han obtenido permiso de comercialización, han sido evaluados con base en tres criterios, contenido nutricional, o equivalencia sustancial, alergenicidad y toxicidad.
Alimentación y transgénicos
Es claro que la población va en aumento, y que la superficie cultivable en e mundo disminuye cada vez más. Entonces ¿Qué hacer para alimentar a una población, más grande en un área cultivable menor? El cultivo de plantas transgénicas es la solución.
Plantas fortificadas con vitaminas y micronutrientes esenciales serán de gran utilidad para combatir las deficiencias nutricionales, que padece un elevado porcentaje de la humanidad.
En términos de salud, también resulta benéfico. Se han desarrollado, por ejemplo, papas con almidón modificado que a la hora de freírse absorben menos grasa.
La mala cara de los alimentos modificados
Cualquier tipo de agricultura influye en el medio ambiente, por lo que cabe esperar que también influyan en él las nuevas técnicas genéticas empleadas en la agricultura. Las repercusiones ambientales de estos cultivos, pueden ser positivas o negativas, según la forma y el lugar en que se empleen.
Los temas de mayor preocupación, son la capacidad de estos productos de dispersase e introducir de forma incontrolable genes dentro de cultivos o plantas silvestres, la susceptibilidad de los organismos no objetivo (como los insectos que no son plaga).
La estabilidad del gene y su transferencia a otro tipo de vegetales, lo que puede provocar la pérdida de biodiversidad y mayor uso de sustancias químicas en la agricultura.
El uso de cultivo transgénicos ha reducido en porcentajes considerables los insecticidas químicos, fertilizantes y herbicidas, productos que generan gran parte de la contaminación ambiental y son agentes potenciales de daños a la salud.
Por ellos, las investigaciones deben concentrarse en el estudio del efecto, perjudicial sobre los insectos inocuos y las potenciales consecuencias perjudiciales para la biodiversidad vegetal y la vida silvestre.
El temor existente
Es importante reiterar, que los principales alimentos que comemos, como la leche y el trigo, son los principales alergénicos. En menor medida están el ajonjolí, las nueces de la india y el cacahuate, y no, por eso están fuera del mercado. Por lo tanto, el riesgo de que se produzcan alergias por el consumo de los alimentos transgénicos, existe, pero también en el alimento original, o natural. A la gente le asusta comer genes, pero la realidad es que todos los días los consumimos, ya que todos los seres vivos los contienen.