Publicado: 25/04/2010 - Actualizado: 09/06/2017
Los abrazos, las caricias y miradas son una de las formas más placenteras de experimentar o invitar a la cercanía a otro ser humano, es un deleite sentirse abrazado, acariciado y bajo la luz de unos ojos profundos y amorosos. Y sin embargo, a pesar de que estas acciones pueden parecer fáciles de llevar a cabo, no para todos resulta sencillo expresar cariño, hay muchas personas que no pueden mostrar su afecto y parecen frías y distantes, y como no pueden abrazar ni acercarse de estas formas intentan compensar esta limitación con otra forma de expresar cariño, como dando costosos regalos, u ofreciendo otro tipo de apoyo. Hay, por otro lado, quienes necesitan algún estimulante externo como el alcohol, por ejemplo, para poder sentirse libres de ataduras y volverse cercanos.
Si sientes que te cuesta trabajo acercarte físicamente a los demás para expresarles amor, o, por el contrario, sientes que eres muy cariñoso o cariñosa, pero tu pareja es fría y distante como un iceberg, y deseas derretir estos hielos, habrá entonces que hacer un pequeño viaje de exploración y comprender la causa que esta sombreando tu capacidad (o la de tu pareja) de sentir el placer del acercamiento físico.
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¿Qué es el placer?
El placer es una orientación natural del ser humano, buscamos placer desde que nacimos, y esta búsqueda no ha cesado a través de toda nuestra vida. Esta es una condición natural de nuestra naturaleza humana, pues la vida se crea, crece y se transforma gracias a que, debajo de todo, esta un silencioso impulso por encontrar placer.
El placer y la libertad de expresión
Hay muchas formas de definir lo que es placer, pero podríamos resumir que, debajo de toda búsqueda de placer, esta la necesidad de sentir libertad, la libertad de poder ser lo que queremos ser. Si. Uno de los mayores placeres del ser humano es ser amado así como es, sin tener que ser algo en particular, sin tener que guardar la compostura ni estar sujetos a condiciones, imposiciones, leyes, opiniones, temores, etc.. Ser amado por lo que uno es, es una de las grandes necesidad, dificultades y conflictos de la mayoría de las personas, en unas se acentúa más esta necesidad, sobre todo en aquellas personas que, mientras crecieron, fueron condicionadas por su medio a que uno sólo podía ser amado si hacía tales o determinadas cosas y, cuando no se cumplían las expectativas o exigencias de los de “allá afuera”, entonces se encontraba la mayoría de las veces rechazo, indiferencia, castigo o regaño. Con este tipo de conductas se afianzó la idea de que el amor era algo que se debía uno de “ganar”, pero no sólo eso, sino que era algo que además ponía en riesgo, porque ir por el o pedirlo, solicitarlo o demandarlo podía desatar una conducta contraria a la que se esperaba, dando como resultado el dolor.
Sexualidad y placer
La sexualidad es algo que se asocia casi inmediatamente con el placer. Y mucho de lo que aprendimos acerca de cómo recibir y dar amor de pequeños, influye poderosamente en la forma en como vivimos y experimentamos la sexualidad y las expresiones físicas de afecto. Acercarnos a otro ser humano (y dejar que se nos acerquen) no siempre resulta fácil porque en el fondo, existe muchas veces le temor de ser rechazado o de crear una situación que aleje o disguste a la pareja. Pero además, esta el temor de “tomar de la vida” eso que queremos, no abrimos ni estiramos los brazos con facilidad, no suavizamos el toque de las manos ni de la mirada, estamos como en guardia, a la defensiva, los hombros y el cuello tensos, las manos y sus articulaciones rígidas (aunque muchas veces no lo notemos), la mirada alerta, fría, distante, todo de alguna forma calculado, “no se puede perder el control”.
Todas estas posturas corporales rebelan, en el fondo, lo que se ha aprendido del amor: que es una estrategia, que debemos de mantener la imagen y comportarnos, que hay que ser y decir determinadas cosas: que hay que cuidarse. ¿Qué hay en el fondo de estas actitudes? El temor de mostrar lo que verdaderamente se siente y se es, porque, entre otras cosas, esto pone en riesgo del dolor. El problema de todas estas defensas corporales, que resultan como una armadura en las personas que tienden a ser muy rígidas, inflexibles y poco sensibles, es que no permiten que se disfrute plenamente ni de las relaciones con las personas ni de la plena sexualidad.
¿Cómo empezar a ser afectuosos?
Intentando abrazar y acariciar, poniendo en la mirada lo que realmente siente el corazón. ¿Cómo? Intentándolo. El problema de empezar a abrazar, acariciar o poner en la mirada nuevos sentimientos es que, cuando nunca se ha hecho, uno puede llegar a sentir timidez, resistencia, vergüenza, ridiculez: incluso ansiedad. ¿Por qué? Primero, porque intentar algo nuevo, sea lo que sea, siempre es un reto para la mente, la cual esta habituada siempre a funcionar bajo los mismos hábitos, conocimientos y comportamientos, porque eso es lo que la hace sentirse segura, es lo que sabe hacer. Segunda, porque como se explicó, se esta arriesgando uno a perder, y perder no es algo que suene atractivo para muchas personas.
Sin embargo, si uno no lo intenta, jamás uno podrá comprobar las sensaciones tan placenteras que se empiezan a liberar cuando uno empieza a estirar los brazos, por ejemplo, para llegar a acariciar una mejilla, o como de pronto “crece” y se “alza” el corazón cuando se estrecha un cuerpo fuertemente, para luego soltarlo y volverlo a estrechar. ¿Por qué hay tanto placer en estas acciones de acercamiento? Porque en el abrazo, la caricia o la mirada honesta, sincera y amorosa, está uno de los mensajes más poderosos de aceptación incondicional. Tanto darlo como recibirlo es empezar a conectar el corazón con la periferia del cuerpo, y el cuerpo con el mundo, es una forma de empezar a entablar un contacto emocional con lo que nos rodea. Y esto es, lo que a final de cuentas, más anhela un corazón distante: sentir que esta conectado a su corazón: que tiene vida.
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Aunque estas formas de acercamiento pueden ser una suave invitación al amor sexual, no siempre tienen que tener este destino. El poder de los abrazos y demás mietsras afectivas bien se pueden hacer su efecto en los hijos, los amigos, animales, etc. Se podrían ahorrar sin duda muchas consultas a psicólogos e incluso muchas enfermedades y doctores (pues estas actitudes tienen efectos curativos) si uno se obligara a abrazar y acariciar ya sea con las manos, la mirada o la palabra con más corazón cada vez, hacerlo sin un propósito en particular, vencer la barrera de resistencia que pudiese existir al principio y decirlo o hacerlo así como se siente, y si no se siente, obligarse un poquito, sabiendo que el principal regalo de amor es para nosotros mismos.
Acerca del autor
Ximena
Hola, me gusto mucho el artículo, me hizo reflexionar….
Considero que en la actualidad, el stress cotidiano, puede llevar a situaciones en las que falte una demostración de cariño, un gesto, un abrazo, una mirada…..
Cada uno está en SU mundo, en SUS pensamientos y pasan los días y nos “olvidamos” del otro, dejamos de lado que el placer nos renueva, nos llena de alegría y nos despeja la mente para ver con claridad. Pensar en cambiar la actitud ya es un paso, pero tenemos que ponernos en acción para que nuestros días se tornen más agradables, más sinceros, más puros y con más amor.
Saludos, Ximena
abrazos
Hay un libro que no recuerdo su nombre, el cual explica que hay que dar 30 abrazos al día por salud! además, hay una terapia que se llama brazoterapia, la cual consiste en estar abrazando a todos los que se encuentra uno. Yo digo que esa terapia suena bien, aunque quien sabe si se pueda llevar a cabo. Yo opino que más vale dar un buen abrazo al día que muchos más vale calidad que cantidad, que sea un abrazo o dos pero de corazón.
BLOGEER
«Quienes durante sus primeros años de vida no han recibido caricias de sus padres son más propensos a tener dificultades para dar o recibir afecto, a mantener una postura corporal rígida y a ver limitada la expresión de su emotividad.
Son personas que cuando llegan a la adultez tienden a evitar el contacto físico con los demás, a verlo inapropiado o incluso “sucio”. Tienden a ser personas distantes, “frías”. Personas que también tienen dificultad para sentirse queridas y aceptadas por quienes les rodean.
“Para crecer, desarrollarnos y sobrevivir, los seres humanos necesitamos del contacto con otros seres humanos, a través del afecto, la ternura, la caricia, la mirada, la palabra o los gestos. Devenimos personas gracias a la caricia, el cuidado, el afecto, la atención, la compasión y la gratitud, que damos y recibimos”, señala Maite Artiaga, que imparte cursos de “Relaciones sanas y conscientes” y “Educación emocional”.
Algunas investigaciones, señala la experta, han demostrado que la falta de caricias, puede provocar en el bebé un retraso en su desarrollo psicológico y una degeneración física que incluso le lleve a la muerte a pesar de tener el alimento y la higiene necesarios para sobrevivir.
Cuando no recibimos una cantidad mínima de caricias entramos en un proceso de enfermedad. Y esto es válido a cualquier edad.
Los abrazos conscientes son uno de los mejores antídotos para sanarnos. “Al abrazar, se liberan los sentimientos y se comparten, se involucra una gran parte del cuerpo y las personas se envuelven mutuamente, dejando en segundo plano los pensamientos, para disfrutar de esa manifestación de confianza, afecto y entrega: en definitiva: amor”, según Artiaga.
hambre de piel
Tocar y ser tocados es un arte que se aprende con la práctica. Cuanto más habitual resulte, mejor podremos distinguir el toque tierno y cariñoso del curativo, del consolador, del que nos transmite seguridad o de ese otro contacto de carácter abierta o provocativamente sexual.
Tocar y ser tocados es una necesidad física y emocional, cualquiera que sea nuestra edad. La rigidez facial, la ausencia de sonrisa, la hostilidad, la falta de apertura y espontaneidad podrían tener que ver con el denominado “hambre de piel”, según algunos expertos.
El ansia de contacto es un apetito emocional que necesita ser saciado, un deseo que debemos intentar satisfacer, para sentirnos bien, confiados y seguros, aunque siempre respetando al otro. Si el respeto y el sentido de la medida acompañan a la caricia, el apretón de manos o el abrazo, difícilmente el destinatario se sentirá incómodo, invadido o confuso.
La mejor manera de expresar afecto, solidaridad, cercanía, cariño, es tocando al otro. Así, mediante la comunicación corporal, le hacemos saber que nuestro cuerpo siente lo mismo que comunicamos con palabras o gestos.»
SALLY
Es cierto quien no ha crecido con amor no puede brindar o expresara este sentimiento tan bonito, que nos hace mejores como persona. El sentirte querido te humaniza, te hace más noble y si uno brinda cariño te hace libre y feliz.
ursuula
El poder de un abrazo es indescriptible,es cierto que hay personas que tienen dificultad en expresar sus sentimientos pero creo que es importante trabajar en eso, la satisfacción de decirle a las personas lo que sientes por ella, no solo en lo sexual, sino en general a las personas cercanas y que significan algo para nosotros, luego pasa el tiempo y nos arrepentimos de no haberlo hecho.
luci4ana
Poder expresar lo que se siente ya sea en el ambito sexual o simplemente demostrarle afecto a alguna persona es algo maravilloso, tanto para la otra persona como para uno mismo.
Marie
Las fases del enamoramiento son tan intensas, y nos llenan de sentimientos y emociones. sin embargo ahora se habla de que es básicamente un fenómeno biológico, y que por esta razón se terminan las relaciones amorosas, será?