
Publicado: 28/09/2013 - Actualizado: 26/11/2016
Autor: Miriam Reyes
Caminamos diariamente sobre ellos, nos sirven para transportarnos, y sin embargo, suelen ser las partes del cuerpo que más nos olvidamos de atender.
Nuestros pies se ven sometidos a un arduo trabajo diariamente, y no conforme con esto, solemos elegir calzados poco apropiados que pueden lastimar a nuestros pies y generar problemas incluso de movilidad.
Constituidos por 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos, numerosos nervios y más de 100 tendones, los pies cumplen la función de mantener el apoyo necesario en todo el cuerpo, facilitando nuestro desplazamiento, y una de sus grandes cualidades es que puede adaptarse a todo tipo de terrenos.
El dolor de pies, suele tener varias causas, pero algunas de las enfermedades más comunes son las siguientes:
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Fascitis plantar
Se trata de una inflamación del tejido grueso en la planta o parte inferior del pie. Este tejido se denomina fascia plantar y conecta al calcáneo a los dedos creando el arco del pie. Esta inflamación se manifiesta con dolor y suele ser más común en personas obesas, mujeres y aquellos que sufren de pie plano que requieran de caminar mucho o estar mucho tiempo de pie. Las opciones de tratamiento incluyen el calzado adecuado, kinesioterapia, reposo, aplicación de bolsas de hielo, antiinflamatorios, ejercicios de estiramiento de los tendones de Aquiles y la fascia plantar.
Tendinitis Aquilina
El tendón de Aquiles se encuentra en la parte posterior del piel, une al talón con gemelo, y es el más largo del cuerpo humano. Es en el talón de Aquiles donde suele haber más rupturas de tendón e inflamación.
Los síntomas de la tendinitis Aquilina, pueden incluir un dolor leve que va en aumento después de realizar el ejercicio, hasta la inflamación y rigidez que se alivia con el calentamiento del tendón.
Su tratamiento es muy parecido al de la fascitis plantar, se debe elegir un calzado adecuado, pueden requerirse vendajes, o dispositivos de refuerzo y a veces cirugía.
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Juanetes
Denominados medicamente como Hallux Valgus, son deformaciones que ocurren en el dedo gordo del pie, también puede tratarse de una inflamación crónica, el uso de zapatos en punta pueden influir en la aparición de los juanetes, así mismo, las personas que nacen con huesos anormales de los pies, suelen tener más posibilidades de desarrollarlos.
En este caso el tratamiento consiste en el uso de calzado adecuado, plantillas ortopédicas, ejercicios que pueden retrasar el agravamiento y dispositivos ortésicos de silicona, no obstante, la solución definitiva es la cirugía.
Uñas encarnadas
Suelen ser muy molestas, y puede requerirse de un proceso quirúrgico ambulatorio para cortar la parte de la uña que desvió su crecimiento, para evitar que esto ocurra o vuelva a suceder, trata de mantener las uñas de tus pies cortas en línea recta.
Callosidades
Otro problema común en los pies, se presentan debido a una continua fricción en la zona, provocando que se forme una acumulación de queratina para proteger la zona, suelen ser molestas y también pueden provocar pinchazos al caminar sobre éstas.
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Para tratar estas durezas puedes utilizar la piedra pómez y así limarlas cuando realizas la higiene de tus pies, se recomienda el uso de almohadillas en la zona de las callosidades para aliviar las molestias. Puedes prevenir su aparición utilizando un calzado cómodo, suave y ancho.
Espolones Calcáneos
Son crecimientos óseos sobre el hueso del talón, generalmente se deben a un estiramiento anormal de la fascia plantar, al sobrepeso o bien al calzado inadecuado. Suelen ser dolorosos, el tratamiento incluye compresas frías, medicamentos antiinflamatorios como ibuprofeno, y un buen estiramiento antes de la actividad, así como el uso de calzado adecuado, o incluso la cirugía.
Dedos Martillo
Es una afección donde los dedos se doblan hacia abajo como una garra, se puede nacer con dedos martillo o bien desarrollarlos por el uso de zapatos cortos y angostos.
Los síntomas suelen ser dolor, y formación de callos en la parte superior del dedo afectado. El tratamiento consiste en la manipulación del pie, y uso de férulas para los dedos afectados, sobre todo en los casos leves o cuando se trata de niños. Para casos más severos puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
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