Cómo ayudar a un Hijo con Adicciones
Las adicciones en los jóvenes son algo que puede preocupar mucho a los padres o personas en su entorno, en especial cuando el hijo ya es un poco mayor y la adición es fuerte, lo que hace más complejo el poder llegar a él y hacer que reciba nuestra ayuda.
¿Qué es una adicción?
Se entiende por adicción la dependencia ya sea a alguna sustancia, actividad o relación. Hay muchos tipos y grados de dependencia, pero entre más acentuada es la necesidad de ese algo y esta no se puede controlar, más es el grado de adicción a ello.
Se puede ser adicto a la comida, al alcohol, a hablar mucho, a los chocolates, a querer saber, a querer pelear, a la competencia, a las drogas o sustancias químicas, a una pareja, a querer tener la razón, al juego (ludopatía), etc. Todos somos, hasta cierto punto, adictos a algo, pues tener pleno control o dominio de nuestros impulsos no siempre se logra. Sin embargo, cuando la falta de autocontrol empieza a afectar y a dominar la vida de forma no constructiva, entonces podemos decir que la persona es adicta y que necesita atenderse.
Síntomas de un adicto
Los síntomas de un adicto varían según el grado de dependencia o la personalidad:
- Comportamiento agresivo, violento e intolerante.
- Resistencia a la comunicación.
- Impulsividad.
- Aislamiento de los demás y distancia emocional (frialdad).
- Descuido físico.
- Rebeldía.
- Depresión y pesimismo.
- Poca concentración en la realidad.
- Evasión a la intimidad.
- Desesperanza.
¿Por qué sucede una adicción?
Una adicción puede presentarse principalmente por dos causas:
- Por una necesidad profunda de escapar del dolor emocional, el cual se genera debido ya sea a que la persona fue muy consentida o no se le establecieron límites claros, o recibió maltrato, rechazo desatención cuando crecía. Un ambiente familiar inseguro, junto con un deficiente entendimiento emocional o cultivo de la autoconfianza y auto-aceptación, provoca baja autoestima o sentimientos de injusticia, inseguridad, protesta y sentimientos de impotencia ante una visión del mundo muy poco grata, favorable o injusta. La droga o adicción, en este caso, es el medio más rápido y eficaz para liberar al muchacho de dolorosos sentimientos, y escaparse un rato hacia sentimientos de más paz, placer o disfrute.
- La búsqueda de una espiritualidad más profunda y/o una visión del mundo más dulce y mágica, puede empujar al joven a probar los caminos que proponen los estimulantes químicos. Cabe acentuar que el inculcar una determinada religión al joven en ningún caso justifica un desarrollo de la espiritualidad, pues muchas veces el joven no siente ninguna fuerza interior en estar repitiendo conceptos mecánicos que proponen muchas religiones. La falta de una espiritualidad más profunda, alegre y entendida en los padres, o actuar bajo criterios muy juiciosos como el “bien y el mal”, puede provocar sentimientos muy pantanosos en los hijos, lo cual lo llevan a la búsqueda de esos cimientos interiores que todos buscamos por medios artificiales.
¿Cómo ayudar a un hijo adicto?
Habría primero que tomar en cuenta la edad y el grado de adicción. Es mucho más fácil a medida que el muchacho es más joven y la adicción no es tan acentuada.
En este caso, hay que considerar que la principal forma de ayudarlo será la comunicación que podamos establecer con él o ella. Y para esto, debemos separar lo que será nuestra guía o ayuda, con nuestro propio crecimiento, pues si nos ha tocado un hijo adicto es muy seguro que también tengamos muchas cosas que aprender ahora. Si no crecemos nosotros, será difícil pode ayudarle; si no llegamos a nosotros mismos y a nuestras propias inseguridades o temores, entonces posiblemente ofrezcamos una ayuda un tanto ciega.
El tema puede ser muy extenso y pueden surgir muchas preguntas, pero aquí te damos algunos consejos prácticos que pueden orientarte mientras buscas más apoyo:
- Quitarse la culpa: La culpa es un sentimiento de que uno “hizo mal las cosas”, es un sentimiento de auto-castigo. Y es muy probable que los padres o las personas que criaron al adicto lleguen a sentirla, pensando en que no lo criaron de la mejor forma o que no le dieron lo necesario. Sin embargo, si un adicto percibe nuestra culpa, difícilmente nos escuchara o nos hará caso, pues sentirá nuestra inseguridad o necesidad oculta de castigo. Es necesario reconocer que siempre hemos hecho, a menor o mayor medida, lo que hemos podido. Hay muchos padres que crían hijos con sentimientos de dolor, de tristezas profundas, y se las tienen que arreglar bajo muchas circunstancias para sacar adelante a los muchachos. Sea como sea, siempre se ha hecho lo mejor, y quizá sea el momento de empezar a sanar como padres, para poder ayudar a sanar a los hijos. Así que la comprensión de uno mismo como padre, y la revaloración de la filosofía con la que se vive la vida, es una base muy importante para emprender la ayuda. Bien dice el dicho: saca primero la basura de tu ojo, antes de ayudarle al otro a sacarla.
- Evita juzgarlo: es muy importante que nunca le hables con palabras de “estas mal”, “No vas a ser nadie” o similares. No lo regañes, no lo enjuicies, no trates de componer todo en un momento con castigos severos o palabras dolientes. Esto solo agravara las cosas.
- En lugar de criticar, castigar o juzgar, debes hablar con claridad, es muy importante que el joven se sienta escuchado en este momento acerca de lo que siente. Háblale de ti, de cómo te has sentido en tu vida, y de que no te ha sido fácil quizá. Si ves que no presta atención o te escucha, pregúntale como se siente él. Si esta evasivo o contesta con un “bien” seco, puedes hablarle un poco más acerca del dolor, decirle que es algo natural en las personas, y ponerlo como un sentimiento positivo que nos puede ayudar a crecer y a buscar cosas grandiosas de la vida. Ofrécele libros de crecimiento interior que le devuelvan la autoconfianza o busca ayuda de algún profesional para que le oriente.
Por lo general los hijos adictos suelen tener mucho rencor con sus padres o personas que los criaron. Es importante que, si fuiste muy permisivo en la educación, el joven no tenga límites interiores y se sienta muy desorientado y confundido. Aquí te recomendamos leer acerca de cómo establecer límites sanos en los niños y jóvenes.
Si crees que más bien desatendiste o maltrataste, entonces deberás trabajar con el maltrato y tus sentimientos propios de violencia. Busca como entender tus propios enojos y frustraciones, madura tus sentimientos de soledad, si lo aprendes tu, podrás enseñarle con más integridad como hacerlo a tu hijo. Esta situación realmente puede ser una bendición si la abordas desde la perspectiva de crecimiento mutuo. Recuerda que la vida no existe en un estado de perfección, sino en un estado de transformación.