¿Compites o creces?

Publicado: 14/07/2010 - Actualizado: 21/07/2016

Hay doctores con cáncer, personas con mucho dinero que se suicidan, famosos que se sienten solos, psicólogos con vidas caóticas y conflictivas, deportistas que parecen tener corazón y mente de acero y que de repente mueren súbitamente.

En la época actual, cada vez se observa con más frecuencia este tipo de contradicciones, las cuales nos ponen a pensar y a revalorar las cosas desde una nueva consciencia Si bien no intentamos juzgar ninguna experiencia ni condición, pues cada persona vive lo que necesita y elige vivir, si es interesante  valorar las perspectivas desde las cuales estamos viviendo actualmente, pues mucho podemos olvidarnos en estos tiempos tan exigentes y competitivos de nosotros mismos, fácilmente nos dejamos a un lado a cambio de atender  las fuertes demandas y expectativas no sólo sociales, sino todas aquellas que nos han impuesto y con las que hemos crecido.

¿Compites o creces?

Entre competir y crecer hay una gran diferencia: la primera esta enfocada a cumplir con estereotipos y metas que de alguna forma la sociedad impone y pide a cambio de poder otorgarnos aceptación, respeto, reconocimiento, etc. El crecimiento, por otro lado, esta enfocado en un descubrimiento y conocimiento  de uno mismo.

El crecimiento va de adentro hacia afuera.
La competencia, de afuera hacia adentro

Cuando se compite, se pierden de vista los anhelos más profundos del ser humano a cambio de la posición, del reconocimiento e incluso de bienes materiales. Cuando se compite, el carácter se vuelve muy crítico y exigente no sólo con uno mismo, sino con los demás, por lo que la personalidad se vuelve intolerante, desesperada, tensa y ansiosa, iracunda e incluso violenta.

Por otro lado, cuando se crece, la prioridad es el descubrimiento y el desarrollo de nuevos valores y fortalezas en uno mismo, es darse la oportunidad de experimentar la vida con todos sus retos, limitaciones, carencias, errores y misterios con la intención de ganar, en cada una de ellas, conocimiento de uno mismo. Esto no significa que en ciertas ocasiones no haya tensiín, desesperación o incluso enojo y ansiedad. La clave esta en la actitud.

Uno crece cuando se nutre a si mismo. 
Uno compite cuando quiere nutrir primero lo de allá afuera, antes de haber nutrido uno su vida y su persona. 

Aunque la competencia puede derivar en el crecimiento, el enfoque competitivo puede hacer muy desgastante, tenso y hasta conflictivo y enredado este proceso. Cabe decir que el crecimiento del ser humano no requiere ningún tipo de vida en especial, uno puede crecer bajo cualquier experiencia y circunstancia, la gran diferencia en la manera en cómo resolvemos y la perspectiva desde la cual abordamos la situación con la que nos confrontamos.

¿Porque competimos?

Puede haber varias causas, aunque todas ellas pudiesen resumirse en una sola raíz: porque es lo que aprendimos a hacer de pequeños. Muchas, si no es que la mayoría de las personas,   cercen y han crecido en ambientes competitivos. Desde pequeños, por ejemplo, competimos por ganar el afecto y el reconocimiento de nuestros padres. Esta competencia se da con los hermanos, sobre todo cuando hay hermanos más agraciados o con ciertos dones que destacan y que atraen y acaparan la atención de padres y familiares. Esto puede causar fuertes sentimientos de competencia en el hermano que no es tan agraciado o carismático. También, en las escuelas se nos enseña a ser competitivos: “Si no sacas buenas notas, entonces…” entonces  no te voy a querer. Este “no te voy a querer” es el mensaje subterráneo que se nos da a entender cuando vemos la cara del padre o el maestro que reprueba no sólo las malas notas, sino cuando no cumplimos sus expectativas.

Cuando se nos reprueba o se nos niega el afecto, reconocimiento y/o valor por no ser lo que esperan los demás, entonces creemos con la creencia de que hacemos las cosas “mal”, de que nos somos suficientemente “buenos”, de que en la vida hay que ganarse el afecto haciendo las cosas como las esperan los demás y compitiendo con todo eso que nos representa una amenaza. De alguna forma pensamos que sólo hay un camino para ser valorados, queridos y aceptados, y ese es “ganarle al otro” o ganarse un puesto o un lugar que sentimos nos dará aquello de lo que carecemos. .

Este carácter competitivo hace a la persona  creer que la equivocación o no tener o ser algo determinado es algo espantoso, porque hace que las demás personas te rechacen, se burlen o te condenen, la equivocación o no cumplir expectativas sociales te quita la corona del  “puesto privilegiado” de la aceptación ajena. Se puede decir que, en el fondo, competir es una actitud de autoestima, de no sentirnos lo suficiente valiosos y seguros de lo que somos, como para atrevernos a salirnos de los carriles de competitividad sociales.  

La equivocación, cuando competimos, causa ansiedad, nos pone tensos, nos causa culpa

En resumen, el competidor tiene como objetivo “ganarle” al otro o “ser mejor”, pero este “ser mejor” esta sustentado no en querer crecer sino en una especie de huida o temor a no ser inferior, esta sustentado en valorar y estudiar todo un contexto social, sin valorar lo que verdaderamente queremos.

La tensión que se genera cuando estamos en constante competencia puede ser tan alta que  a la larga nos puede llevar a padecer todo tipo de padecimientos y enfermedades.

El crecimiento también puede generar tensión, ansiedad e incluso enojo (que en este caso más bien sería coraje por lograr o que se quiere), pero la perspectiva es muy diferente pues aquí se avanza de acuerdo a convicciones propias, se valora lo que yo quiero y anhelo con sinceridad, y después, empiezo a hacer que el mundo se habrá para lo que yo quiero y me de lo que necesito. Para esto, por supuesto, se requiere de gran confianza en uno mismo y en la vida misma, lo cual muchas veces no se tiene, pero de esto precisamente se trata el asunto, de empezar a creer más en nosotros que en las circunstancias de allá afuera, es aquí donde uno descubre que tanto puede hacer cambiar las cosas y que tanto puede uno creer cada día más en si mismo.

 Si estás tenso, ansioso y te sientes presionado, observa si no estas compitiendo, es decir, si no estas valorando lo que dicen los demás, si no estas cumpliendo con sueños que no son tuyos, con expectativas de padres o alguien más. Si es así, quizá lo que necesitas es empezar a valorate más, a preguntarte que es lo que verdaderamente quieres, a confiar más en ti y en tu capacidad creativa. .

Recuerda que crecer es lograr cada vez más libertad, confianza, valor y respeto por uno mismo. Si sientes que estas logrando todo lo contrario, entonces quizá necesites replantearte desde donde estas viviendo tu vida. 

Acerca del autor
  • K. Laura Garcés G

    Escritora, terapeuta y conferenciante. Es una amante de la medicina natural y del poder de la mente y las emociones en el cuerpo y la vida.  Además, ha estudiado nutrición y desarrollado dietas apropiadas para apoyar este proceso de curación.Ha escrito más de 1500 artículos en revistas de España y México, ganadora de dos concursos literarios. Linkedin

     

5 Responder a “¿Compites o creces?”
  • Enrique Arias Valencia dice:

    ¡Leído queda!

    A los posibles lectores: recuerden que hay muchas más observaciones sobre este tema, no se queden con esto, que me parece muy superficial.

    ¡Quéváché!

  • sallymar dice:

    Entonces según la publicación la competencia es mala?mmm bueno creo que son puntos de vista, si no fuera por la competencia las personas no buscaríamos más crecimiento profesional, especialización, otros seguro sí, pero muchos necesitan de ello para incentivarse, es una estimulación y no me parece mala, eso depende de la personalidad y otros factores. De todos modos gracias por la info, es bueno que se respeten todos las opiniones.

  • clarinda dice:

    Creo que todo depende el enfoque con el que se analice la situación competitiva y que en todo caso no se llegue a los extremos. Me explico; la competencia sana, para fijarse metas y luchar por lo que se desea no me parece mala, en cambio una competencia envidiosa y con una ansia enferma de ser mejor y más poderoso que los demás es mala, porque ahi si se pierde la esencia y se deja de disfrutar incluso los logros con tal de avanzar y avanzar.
    Nunca hay que llegar a los extremos y fijar bien las metas que se tienen sin caer en actitudes negativas.

  • Sally dice:

    La sociedad nos impone la competencia, los medios laborales se hacen cada vez más competitivos, tenemos que estar actualizados con los nuevos conocimientos. Pero dentro de esta competencia tenemos que encontrar a lo que somos afines para crecer en lo que nos gusta, y así se hace menos tensa las tareas, esto nos genera seguridad, entusiasmo y logros personales y laborales. Como sugieres si no estamos conformes o nos sentimos incómodos hay que replantear nuestras actividades.

  • Luci4na dice:

    Creo que los extremos son malos, la competencia es buena hasta cierto punto, pero cuando se trata de poner mas atencipn en el otro que en el crecimiento personal es cuando creo que ya no esta tan bueno eso de competir.