Creatina, una herramienta del deporte de elite

Publicado: 20/11/2005 - Actualizado: 13/08/2019

Un estudio realizado por investigadores españoles, que se publicará el próximo mes de febrero en la revista del American College of Sports Medicine de EEUU, concluye que, en futbolistas de elite y muy entrenados, la administración adecuada de suplementos de creatina mejora el rendimiento físico.

Una ventaja de 15 centímetros resulta decisiva en una carrera de 100 metros lisos. En una final olímpica, las diferencias estadísticas en el rendimiento físico de los siete primeros clasificados no son mayores del 1%. En el Tour de Francia, el porcentaje es del 0,1%. Sobre estas cifras mínimas se establecen los resultados en el deporte de elite.

El éxito final no sólo depende de las características de los atletas, sino de factores como la dieta, el tipo de entrenamiento, los periodos de descanso o, según se puede concluir de un nuevo estudio español, el consumo o no de suplementos de creatina. De acuerdo con los resultados del trabajo, realizado por Sabino Padilla -antiguo médico de Indurain en el equipo Banesto y actual jefe de los servicios médicos del Athletic Club de Bilbao-, e Iñigo Mújika -especialista en biología y en fisiología del ejercicio-, las dosis correctas de esta sustancia, cuyo consumo está permitido por el Comité Olímpico Internacional, pueden contribuir a la mejora del rendimiento físico de los deportistas de elite. Los autores de la investigación, que se publicará en febrero en Medicine & Science in Sports & Exercise (la revista del American College of Sports Medicine de EEUU), explicaron a SALUD cómo se debe administrar este nutriente, además de las dosis y los deportes para los que está indicado su consumo.

El trabajo de Padilla y de Mújika se realizó con un grupo de futbolistas españoles. Con el propósito de comprobar si los suplementos de creatina mejoran el rendimiento físico de este tipo de deportistas, los investigadores formaron dos grupos. El primero consumió suplementos de este nutriente y, el resto, un placebo. Todos los jugadores, con independencia de la sustancia que ingiriesen, siguieron el mismo protocolo de administración de creatina, conocido técnicamente como suplementación crónica.

El método clásico (o suplementación aguda) consiste en dar cuatro dosis de cinco gramos de creatina al día (es decir, 20 gramos diarios) durante cinco o seis jornadas. Así, se satura la concentración muscular de este nutriente, un objetivo que puede ser adecuado para los atletas que, en menos de una semana, tienen una competición. Veintiocho días después, el nivel de creatina vuelve a ser el anterior al inicio del protocolo.

Sin embargo, en un deporte como el fútbol profesional -en el que se hacen ocho o 10 kilómetros a base de carreras cortas-, el objetivo no es preparar al deportista para una competición concreta, sino mantener estable la concentración muscular de creatina y mejorar con ello el rendimiento físico a lo largo de toda una temporada. Para lograrlo, la suplementación aguda se completa con la crónica.

Primero, se satura el músculo de este nutriente (protocolo clásico) y, después, se administran aproximadamente entre dos y tres gramos de creatina al día. En principio, se recomiendan ciclos de 10 semanas con suplementos y cuatro sin ellos, el periodo de tiempo necesario para que la concentración de creatina se normalice.

«Las cantidades no son una barbaridad», dice Mújika. «En una persona normal, el cuerpo diariamente aporta dos gramos de creatina, uno a través de la nutrición y, otro, por síntesis endógena. Nosotros, en la suplementación crónica, sólo estamos duplicando la dosis», añade.

El siguiente paso de la investigación consistió en determinar si, con este sistema, los deportistas experimentaban una mejora en su rendimiento físico. Para comprobarlo, Padilla y Mújika sometieron a los futbolistas que participaron en el estudio a seis carreras de velocidad de 15 metros, con 30 segundos de recuperación entre cada una de ellas. El cronometraje se hizo a través de células fotoeléctricas que los jugadores activaban al comienzo y al final de cada serie. La evolución de los jugadores durante las carreras muestra el efecto de la creatina.

En el grupo que la consumió, el rendimiento prácticamente se mantuvo estable a lo largo de las seis series. Por el contrario, antes de ingerir este nutriente, el cansancio hacía que, poco a poco, el tiempo que tardaban los futbolistas en recorrer los 15 metros aumentase progresivamente. Respecto a la comparación entre el grupo que consumió la creatina y el que ingirió el placebo, sobre todo a partir de los sprints 4, 5 y 6, las diferencias fueron más evidentes.

Aproximadamente, si el tiempo que tardaban en cada prueba se traslada a espacio, el primer grupo sacó como media una ventaja de 20 centímetros al de control. Estadísticamente, sin embargo, el beneficio que aporta la creatina no es significativo.

«La sensibilidad del método estadístico no es acorde con lo que la sociedad entiende que es la mejora del rendimiento deportivo, puesto que desecha muchos datos que a nivel social son válidos», explica Padilla.

«Estadísticamente, si la diferencia no es mayor del 5%, diríamos que no ha ganado nadie. Sin embargo, una mejora del 1% en un sprint de 15 metros [similar a las obtenidas durante el estudio], equivale a una ventaja de 15 centímetros», añade.

Es decir, el efecto de la creatina en la preparación deportiva hay que considerarlo de acuerdo a estos términos: en un atleta profesional, una leve mejoría de su rendimiento físico puede suponer un salto deportivo importante. Sin embargo, en uno aficionado, mejorar un 1% no tiene ningún sentido.

«Con la administración de carbohidratos sucede algo parecido», explica Mújika. «En un deportista de elite, que tiene que encontrarse en perfectas condiciones en unas fechas concretas, en un momento dado le puedes administrar suplementos líquidos de hidratos de carbono, que valen un dinero. Sin embargo, a un aficionado le dices que se tome un plato de pasta al llegar a su casa y punto», añade.

El problema del atleta profesional es que su margen de adaptación está tan cerca del límite que ir un poco más allá es muy complicado. «Nuestro planteamiento es siempre el de aportarle algo al deportista de elite muy entrenado», dice Mújika.

Además, hay que tener en cuenta que si se incrementa la dosis que se consume, lo único que se consigue es aumentar la eliminación urinaria de creatina, no se multiplica el efecto.

«Hay una cantidad que satura, y el resto es eliminación», dice Padilla. Al mismo tiempo, ingerir una cantidad inadecuada podría acarrear varios efectos secundarios, similares a los que provoca el exceso de proteínas (alteraciones renales, deshidratación aguda, calambres). Esta circunstancia iría en contra del propio rendimiento del deportista.

Por el contrario, en las condiciones de administración óptimas no se observan efectos secundarios, según explican Padilla y Mújika. De hecho, el principal estudio hecho sobre esta cuestión, realizado por el investigador estadounidense Richard Kreimer, concluyó que las consecuencias adversas se daban más en el grupo placebo.

Fuente: El Mundo- Suplemento de Salud

Acerca del autor
  • Dra. Loredana Lunadei

    La Dra. Loredana Lunadei es especialista en alimentación, dietética y nutrición. Realizó sus estudios en la Universidad de Milán donde obtuvo la licenciatura en Ciencia y Tecnología de alimentos. Posteriormente continuo sus estudios, realizando el doctorado también en dicha universidad. Linkedin.

3 Responder a “Creatina, una herramienta del deporte de elite”
  • clarinda dice:

    Que pasa si se deja de consumir y si se deja de hacer ejercicio, tiene alguna consecuencia negativa para el organismo?

  • SALLY dice:

    La creatinina me dijeron que es bueno consumirla de acuerdo a lo que te presriban, pero que otras contraindicaciones se puede tener, aparte de lo nos mencionas. Son muy utiles los consejos que nos envias.

  • Luci4na dice:

    Comentaba en un articulo anterior, que he escuchado de deportistas o personas que hacen pesas que lo utilizan pero no se que tan malo sea por ejemplo como dice clarinda, dejarlo de repente.