Cuánto nos cuesta aceptarnos
Saber que somos seres humanos imperfectos, con manías y defectos, es clave para un proceso sano de aceptación personal, para reafirmarnos y amarnos incondicionalmente, así como para desarrollarnos y desenvolvernos, adecuadamente, en sociedad.
Aceptar esto, no implica negar que además podemos tener talentos y cualidades que hacen de nosotros seres especiales, dignos de recibir respeto, afecto y reconocimiento de la gente que nos rodea. Desafortunadamente hay quienes sólo se enfocan en ver lo negativo de su persona, magnificándolo y llegándose a sentirse ínfimas y fracasadas.
Tal vez este problema, tenga su punto de partida en nuestra más tierna infancia, que es la etapa en donde nosotros vamos forjando una “autoimagen”, una valoración de lo que somos, en qué somos buenos y en qué no tanto.
Por ejemplo un niño, que se encuentra en el rango de talla inferior de los niños de su edad puede crecer como un adulto feliz o infeliz, dependiendo de su entorno, de cómo este le aporte las bases para aceptarse, o si por el contrario lo condiciona al menosprecio.
Además de las vivencias y experiencias que se adquieren desde la infancia, la cual puede ir definiendo nuestra personalidad, la adolescencia es una etapa crucial y trascendente en donde se intenta encontrar una identidad firme y se necesita del apoyo social.
Es el momento en que nos independizamos un poco de las personas que amamos, en primer término de la familia, queremos demostrar que ya somos grandes que podemos valernos de nosotros mismos, de nuestras habilidades y recursos; sin embargo es aquí en donde pude existir un punto de quiebre. Si durante la infancia hemos desarrollado una fuerte autoestima, podremos superar la crisis y alcanzar la madurez, relativamente fácil, pero si nos sentimos poco valiosos, está el riesgo latente de que se busque la seguridad a través de caminos peligrosos como las malas amistades y las drogas.
Entonces, cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos puede tener un gran impacto para construir nuestra autoestima.
Papel de padres y maestros
Por ello es importante el papel que cumplen nuestros padres y maestros u otras figuras de autoridad que tenemos desde nuestra infancia. Si tenemos padres que sólo destacan nuestros errores, nos critican y nunca nos elogian pues será muy difícil que crezcamos con una autoestima saludable, que nos aleje de ideas pesimistas y dañinas.
Más aún cuando el rechazo o los comentarios en contra de nosotros vienen de personas que amamos y a las que valoramos.
Los niños necesitan un ambiente donde puedan crecer sin miedos, en donde se puedan equivocar libremente sin que los adultos hagan escarnio de sus errores. En donde sean tratados con amor y comprensión. Todo este afecto será la base para que en la adolescencia sean personas más seguras y puedan enfrentar todos los cambios comunes a esta etapa, cambios físicos, hormonales y sociales.
Ámate por sobre todas las cosas
Si es que tu infancia y adolescencia fue difícil y dura para ti, si no recibiste el amor de unos padres afectuosos o el cariño de una familia.
O tal vez durante el pasado otras personas te han hecho daño y te han hecho sentir que vales muy poco, debes dejar sanar esas heridas, lo primero es aceptar que el pasado no se puede cambiar, deja de castigarte por ello, de toma aquello que te ha hecho daño como una enseñanza y utilízala para mejorar y crecer.
Es momento de reinventarte, empezar a amarte y valorarte como eres, sólo así será más fácil encontrar a otras personas que también lo hagan.
Cómo mejorar tu autoestima
Deja de tener pensamientos negativos sobre ti mismo. Empieza a pensar en aspectos positivos de tu persona. Cuando te des cuenta de que estás siendo demasiado crítico contigo, contrarréstalo diciendo algo positivo. Cada día anota tres cosas sobre ti que te hagan feliz. Trátate con amor
Considera los errores como oportunidades de aprendizaje. Acepta que cometerás errores porque todo el mundo los comete
Identifica lo que puedes cambiar y lo que no. Si te das cuenta de que hay algo tuyo que no te hace feliz y puedes cambiarlo, empieza ahora mismo. Si se trata de algo que no puedes cambiar (como tu estatura), empieza a trabajar para quererte tal y como eres.
Siéntete orgulloso de tus opiniones e ideas. No tengas miedo de expresarlas.
¡Haz ejercicio! Mitigarás el estrés y estarás más sano y más feliz.
Acéptate YA en este preciso instante. No esperes a haber arreglado las cosas o a que los demás cambien para aceptarte y respetarte tal y como eres. El momento de poder está siempre en el presente, ahora.
Pide ayuda. La mayoría de nosotros nos hemos criado en la creencia de que debemos hacer las cosas solos y sin pedir ayuda. Especialmente en los temas que tocan emociones, sentimientos, etc. En lugar de intentar hacerlo todo solos, agotarnos y muchas veces no conseguirlo, la próxima vez pide ayuda.
Elógiate: cuando emprendas una nueva experiencia, no te critiques, elógiate por haberlo hecho lo mejor que pudiste en ese momento. Sé constante. Con elogiarte un par de veces no es suficiente.
Deja de atormentarte por lo que los otros digan. Recuerda que eres un ser valioso, único e irrepetible en la naturaleza. Repite “me amo y me acepto tal y como soy. Mi autoestima crece a cada instante”.
Recuerda que está en nuestras manos cambiar y ser mejores personas, ¡tú puedes lograrlo!.