Publicado: 25/07/2013 - Actualizado: 14/08/2019
Autor: Miriam Reyes
Tras una comida muy condimentada o después de consumir alimentos irritantes podemos llegar a sentir agruras, acidez y sensación de que la comida se regresa; si a ti te ha pasado esto alguna vez seguro presentaste reflujo, una enfermedad que afecta a gran parte de la población.
Conoce la enfermedad y la forma en que puedes atacar el problema y por fin dile adiós al molesto reflujo
¿De qué se trata?
El proceso digestivo es un sistema sencillo de comprender, en primer lugar la comida pasa por el esófago hasta el estómago. Antes de llegar al estómago existe una membrana llamada esfínter esofágico que se abre y cierra para permitir el paso del alimento (abrir) y para mantener el ácido y los alimentos en el estómago durante el proceso de digestión.
Cuando se presenta un funcionamiento inadecuado por parte del esfínter esofágico y no existe la suficiente fuerza que lo mantenga cerrado este se abre y provoca que los ácido asciendan al esófago lo que causa la molesta sensación de ardor y dolor en el área torácica que si no se atiende con anticipación puede generar graves problemas.
Síntomas del reflujo
Los síntomas del reflujo son muy diversos y se presentan por distintas razones y en diferentes zonas los más comunes son:
Sensación de dolor abdominal: Es frecuente que en el embarazo o si existe sobrepeso aumente la presión que se genera sobre el abdomen, lo cual afecta al esfínter esofágico provocando que no pueda cerrarse adecuadamente y se sufre de la molesta acidez o incluso dolor.
Problemas en la zona del cuello: algo común y muy característico es sentir que la comida se regresa (regurgitación) provocando mucha incomodidad que a veces se acompaña de voz rasposa e irritación en las cuerdas vocales.
Problemas bucales: se puede presentar mal aliento o incluso problemas dentales debido al reflujo gastroesofágico.
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Malestar en el pecho: presentar un ardor y dolor en el pecho va de la mano de esta enfermedad generalmente a este dolor se conoce como pirosis.
Otros síntomas: si la enfermedad se prolonga y se encuentra muy avanzada, puede presentar síntomas como la pérdida de peso, vómito con sangre y problemas para tragar la comida.
¿Cómo diagnosticar el reflujo?
Ya que muchos síntomas se relacionan con otras enfermedades a la vez, se pueden realizar ciertos estudios que nos indiquen si se trata de reflujo o no. Los más utilizados son:
Manometría esofágica: consiste en introducir una sonda a través de la boca que alcance a llegar al esófago y a través de unos censores se mide cuanta presión existe en el área del esfínter esofágico.
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pHmetría: se lleva una sonda a través de la nariz hasta el esófago y se utiliza un aparato capaz de registrar los niveles de acidez por 24 hrs.
Endoscopia: La endoscopia es una de las más comunes y se trata de introducir una sonda con cámara que ayuda a determinar el estado del aparato digestivo además de saber si existe la presencia de una hernia hiatal, ya que son un factor importante que determina la presencia del reflujo.
Tratamiento
Se puede optar por varios tratamientos dependiendo de lo avanzada que se encuentre la enfermedad:
Para fases agudas
- Utilizar antiácidos
- Mantener el peso correcto para nuestra complexión
- Evitar los alimentos condimentados o irritantes
Para fases graves o crónicas
Cuando la enfermedad se vuelve constante y el problema puede provocar daños permanentes es recomendable optar por cirugías; la plastia hiatal se trata de un procedimiento en el cual por medio de una laparoscopia o incisiones muy pequeñas se envuelve parte del estómago alrededor del esófago para que aumente la presión en la zona y se evite este malestar.
Es de suma importancia que evalúes tu caso con un especialista y mejores tus hábitos si en verdad quieres despedirte de la enfermedad primero debes identificarla y ver cuál es el remedio que se ajuste mejor.
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