El amor florece con los límites
Si sientes a menudo que abusan de ti, que no te respetan o consideran, si sientes culpa cuando quieres decir no, es que necesitas poner límites. Es probable que hayamos escuchado algunas veces esto por ahí. Alguien nos dice: “pon tus límites” y luego nos vamos a intentarlo, entendemos el concepto, sabemos a que se refiere, pero a la mera hora nos cuesta ponerlo en práctica. Esto pudiera deberse a que de alguna forma la palabra límite nos parece, en el fondo, algo fría o poco amorosa, dando a entender que necesitamos marcar “distancia” en nuestras relaciones personales. Y como nosotros entendemos el amor como una profunda entrega y un acercamiento, entonces esto podría confundirnos.
Sin embargo, lo límites son la actitud más amorosa de nuestra naturaleza, los límites son el conducto por el cual podemos darnos una forma muy genuina para compartirnos con lo que nos rodea.
Hacerse un batidillo
Observa a tú alrededor: todo tiene una forma, un contorno, un límite; sea el polvo, la mesa, una cara, tu misma mano, todo tiene una forma. Y cada forma, digamos, tiene un límite. Si la planta no tuviera límites y sus colores se desbordaran, si tu mano se diluyera con la ventana y la maceta con la ropa de tu vecino, entonces todo se haría un verdadero batidillo, y la relación que tienes ahora con lo que te rodea no pudiera llevarse a cabo pues todo estaría revuelto e informe.
Tú tienes una naturaleza muy espontánea que le da una forma única y genuina a tu forma de ser. Cuando rompes esta armonía tuya, y comienzas a intransigir con lo que eres, dando preferencia a lo que no eres, entonces, podríamos decir que aquello con lo que has perdido tu forma comienza a hacerse un batidillo contigo mismo, y las relaciones comienzan a ser algo confuso, una revoltura sin sentido que puede provocar dolor y muchas otras emociones no placenteras.
Respeta lo que eres
Hablar de límites es hablar, en el fondo, del respeto por lo que eres, por tu genuina forma de ser. Cuando te respetas a ti mismo, entonces puedes compartirte de una forma muy clara, honesta y original con los que te rodean. El problema aquí es que cuando no te conoces, cuando no sabes realmente como es tu forma, cuando no has logrado entablar una relación auténtica y sincera contigo mismo, entonces será muy difícil que puedas compartirte de una manera clara con los demás, perderás tu forma muy a menudo, tenderás a hacerte “un batidillo” en tus relaciones.
Tu autoimagen; tu carácter
¿Que es hacerte un batidillo? Es perder “tu forma” para “pescarte” de las otras “formas” de ser, y esto se hace cuando el concepto que tienes de ti mismo, de ti misma, esta debilitado, confuso, poco claro. Cuando tu autoimagen esta debilitada o confusa, no puedes darle valor, porque uno no puede valorar lo que no sabe que es, así que tener confusión respecto es lo que eres es lo mismo que desvalorarte. Es por eso que "revuelves" tus sentimientos con los demás, esperas obtener un valor y una forma clara a partir de tus relaciones, pero el problema aquí es que los demás actuarán seguramente con rechazo, desprecio, distanciamiento, pues ellos quieren que tu les compartas tu forma, tu claridad, tu fuerza, no que te pierdas en la suya.
Hacerse batidillo se le llama, en otros términos, falta de carácter, y el reconocer esto no es motivo para sentirse culpable ni débil. El reconocerlo es el primer paso para comenzar a recuperar una imagen clara de uno mismo.
¿Qué hacer?
Lo que hay que hacer cuando sientas que no te consideran o respetan, es ir hacia dentro de ti y detectar donde has perdido tu forma, es decir, dónde no has sido una persona honesta, sincera, y justa consigo misma. Cuando pierdes esta brújula, pierdes tu forma, y es cuando confundes lo que es tu responsabilidad, con lo que no les corresponde a los demás.
Es necesario que actúes en tus relaciones bajo una ley muy amorosa que canta Voy a darme a mi misma, a mi mismo, lo que más pido. Lo que significa que debes comenzar por darte a ti lo que exiges o pides allá afuera: si pides respeto, respeta lo que eres, si exiges consideración, comienza por considerar tu persona, si no entiendes porque te hacen eso tan cruel, comienza por darte una claridad respecto a la vida que en verdad quieres, y comienza a hacerte fuerte para alejarte y decir no a aquello que no quieres en tu vida.
El temor al rechazo y la culpabilidad son dos grandes obstáculos a vencer; muchas veces aguantamos situaciones porque tememos perder. En realidad no hay nada que se pueda perder. Y si algo se pierde si acaso es la duda. Además, yo creo sinceramente que más vale perder cien amigos y ganarse el valor de uno mismo, que perderse a uno mismo y ganar cien amigos.
Recuerda algo: nadie sabe amar en realidad, porque todos estamos aprendiendo como hacerlo. Si esperas que alguien te ame, pasarás tu vida esperando, lo que significa que pasarás tu vida sin amor, sólo, porque nadie te amará si no comienzas por hacerlo tu. Así que voltea a ti mismo y se amable contigo, ahora mismo puedes comenzar a darte cuenta donde has sido injusto y te has puesto en situaciones desfavorables que te provocan dolor. Se paciente y amoroso contigo, háblate con respeto y cariño, busca alternativas que te hagan descubrir tu valor y hagan florecer tu forma más bella y genuina. Si insistes en esto en lugar de esperar a que alguien te ame, entonces te aseguro que una noche encontrarás el amor descansando a tu lado, y despertará contigo, para nunca más irse de tu lado.