El lado positivo de la Tristeza
El uso de antidepresivos para afrontar un problema o la tristeza, se está volviendo cada vez más común. Se estima que el consumo de antidepresivos se ha duplicado en la última década en los países que atraviesan por una crisis, no obstante, esto no quiere decir, que sea la mejor o única opción para afrontar la tristeza.
Los antidepresivos son fármacos que pueden ser útiles, cuando sean indicados correctamente, para tratar casos de depresión, pero no deben ser, bajo ninguna circunstancia la primera opción de tratamiento.
¿Porque se ha vuelto tan común?
Día a día vemos anuncios televisivos, conocemos a alguien que nos lo recomienda, o bien, hemos adquirido la idea de que estas píldoras son el remedio para la “tristeza”. Los antidepresivos también suelen ser más económicos que las psicoterapias, y requerir menos tiempo, por lo que es fácil comprender porque podemos preferir estos fármacos.
No obstante, existe actualmente una teoría que sugiere que la tristeza es un proceso natural, que la mayoría de nosotros somos capaces de afrontar, y lo que es mejor, sacar algo positivo de ella.
¿Se debe “tratar” la tristeza con fármacos?
Aristóteles, sostenía que la tristeza podía en realidad brindar salud mental, tal vez pueda parecernos contradictorio, pero algunos expertos hoy en día sugieren que sentirnos tristes promueve el pensamiento analítico, el cual nos permite enfocarnos en nuestras crisis, para descomponer un problema en partes simples y manejables, facilitando el entendimiento del problema hacia una superación.
La depresión conlleva un aislamiento social, lo cual brinda lugar a la reflexión, dándonos también el tiempo necesario para la concentración.
Es probable que la reflexión lleve a cuestionarnos “¿Por qué no hice esto?, ¿Hubiera hecho esto?, etcétera”, sin embargo, aunque pueda parecer malo, podría ser útil, y dar lugar a un aprendizaje positivo para que en el futuro podamos mejorar.
Lo que nos no mata, nos fortalece
A nadie le gusta experimentar tristeza, puesto que es un estado poco agradable, sin embargo, se supone que la tristeza es una señal de que algo está mal, puede ser una pérdida, o una acción que nos lastima, no obstante, tras superar el dolor, enfrentándolo, y haciendo reflexión, podemos adquirir experiencia. Existen estudios que demuestran que las personas que sobreviven a la desgracia y a la pérdida, suelen ser más centradas y mentalmente más estables y fuertes.
En pocas palabras, consumir un antidepresivo ciertamente nos hará sentir mejor, pero también le quita la posibilidad a nuestro cerebro de adquirir experiencia. Con esto, no se quiere decir que los antidepresivos son innecesarios, o que no deben emplearse, existen también casos de depresión clínica que requieren de tratamiento farmacológico, pacientes que sufren de depresión sin razón aparente, o que se encuentran anímicamente decaídas, es muy posible que requieran de la medicación.
¿Cómo superar la tristeza sin medicamentos?
No se trata de un proceso sencillo, pero algunos consejos pueden sernos útiles, nuestro cuerpo nos indica que estamos atravesando una crisis y que nos cuesta superar un obstáculo, por eso, en estos casos, lo mejor es tomarse un tiempo para reflexionar, no hay que ignorar aquello que nos aflige sino darle atención, enfrentarlo y poco a poco, iremos asimilándolo.
Escribir puede ser una buena estrategia, según estadísticas, las personas que vuelcan sus sentimientos a través de la escritura, superan mucho más rápido la depresión, hay quienes encuentran sanador, compartir en un blog, sus pensamientos.
Hablarlo también es terapéutico, aunque para superar la tristeza, se necesita tiempo con uno mismo, compartirlo puede ayudarnos a superarlo, ya sea con un amigo, compañero, o bien, un terapeuta que nos escuche, facilitará el proceso de asimilación, y superación.
Salir a caminar en un día soleado por áreas verdes brinda también excelentes resultados.
No subestimemos la terapia psicológica, si sientes que no puedes superar los sentimientos de tristeza, busca ayuda profesional, las terapias ayudan a orientar nuestro pensamiento en la dirección correcta.