Publicado: 24/05/2010 - Actualizado: 20/07/2016
Autor: FEMTC
El dolor es un tema primordial en la medicina y su control sigue siendo uno de los mayores desafíos para cualquier tipo de terapia. Entre ellas, la Medicina Tradicional China es la más antigua todavía en uso, y es constantemente renovada, lo que la convierte en el sistema de salud más experto de la historia. Desarrollado a través de la reflexión y la observación a través de miles de años, hoy en día todavía se usa extensamente para tratar una amplia gama de enfermedades, entre las que destacan los diversos tipos de dolor.
Todos padecemos dolor o incapacidad en uno u otro momento de nuestra vida. El dolor es una experiencia desagradable asociada con el daño tisular potencial o actual. Puede aparecer por accidentes o heridas, cáncer, artritis, reumatismo, por una enorme variedad de problemas físicos e incluso por perturbaciones psico-emocionales. Puede afectar la cabeza, el torso, cualquiera de las extremidades u órganos internos, causando distintos tipos de dolor, como migraña, dolor de garganta, dolor de hombro, dolor articular, dolor abdominal, o dolor en la espalda, por mencionar algunos de los más frecuentes.
Relación dolor – protección
Sea cual fuere la causa, el dolor, especialmente el dolor crónico, trasciende la simple molestia física. Limita las actividades cotidianas y puede desgastar las capacidades funcionales del sufriente. Pero, en realidad, el dolor es la manera en la que el cuerpo se protege de daños mayores, es un sistema de alarma que avisa a la persona de que algo está marchando mal, llama su atención sobre un problema posiblemente más peligroso. En este sentido podemos decir que evitar el dolor detectando y tratando su fuente es evitar el desarrollo de enfermedades más severas.
Las explicaciones sobre el dolor son distintas según el paradigma médico que las ofrezca. La medicina convencional o occidental entiende que las señales asociadas al dolor se transmiten a través de células especializadas del sistema nervioso que se encuentran en la piel y otros tejidos. Estas células responden a estímulos nocivos, como heridas, inflamaciones o daño tisular. Inmediatamente tras recibir el estímulo, los receptores emiten una serie de señales químicas y eléctricas que viajan a través de las neuronas hasta la médula espinal y, a través de ella, hasta el cerebro, donde finalmente se interpretan como dolor.
La Medicina China tiene un punto de vista diferente al de la medicina convencional.
Considera que el cuerpo mantiene un equilibrio permanente y dinámico entre los sistemas de estímulo y de contención (caracterizados como Yin y Yang) y entre las sustancias que lo vitalizan, el Qi (energía vital) y la sangre, y que Qi y sangre viajan por el cuerpo por unos canales específicos y bien definidos, los meridianos y los colaterales.
Cuando no hay suficiente Qi o sangre (situaciones de ‘vacío’ o ‘insuficiencia’) o cuando estas sustancias tienden a estancarse en una zona determinada (‘exceso’), se produce un desequilibrio entre Yin y Yang, los órganos internos dejan de funcionar de modo óptimo, y se desarrollan la enfermedad y el dolor.
Sea cual sea la causa, el dolor puede tener multitud de orígenes. El dolor agudo generalmente se caracteriza por acceso rápido, duración relativamente corta, funcionamiento normal de los sistemas nerviosos central y periférico, evolución patológica predictible, y, en la mayoría de casos, pronóstico favorable. En términos de medicina convencional, suele ser el resultado de una herida, un proceso quirúrgico, o una inflamación con causa bien definida. Normalmente cede y desaparece con cierta facilidad al someterse a la terapia adecuada o al desarrollarse el tratamiento de la causa inmediata (por ejemplo, un postoperatorio).
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Dolor crónico
El dolor crónico es completamente diferente. Es el tipo de dolor que suele resultar más preocupante, entre otras cosas porque dura más de lo que se supone que lo causó (por ejemplo, persiste meses o años después de una operación o de una lesión traumática). Este tipo de dolor resulta muchas veces difícil de aliviar o curar, y puede presentarse incluso sin que exista daño tisular o causa física que lo justifique. El hecho es que muchos casos y tipos de dolor crónico (fibromialgia, por ejemplo) no pueden explicarse claramente desde el punto de vista de la medicina convencional. Se observa con cierta frecuencia que no existe daño en los tejidos o, que si existió, ha sido reparado, pero el dolor continúa, pudiendo resultar muy debilitante y deprimente y requiriendo un tratamiento específico.
Aparte del daño tisular, hay otros síntomas asociados al desencadenamiento del dolor, como la tensión muscular, los espasmos, la rigidez o la debilidad. Puede acaecer también cierto grado de pérdida de movilidad o funcionalidad, relacionada con la restricción voluntaria que el paciente impone a la parte que duele para evitar el dolor. Se ha podido observar que, independientemente de la causa, el dolor persistente o crónico se agrava con los sentimientos de frustración, rabia o miedo, que lo hacen más intenso y dificultan su tratamiento.
El dolor crónico se agrava con la tensión, la frustración, la rabia y el miedo; al mismo tiempo, el propio dolor causa estos sentimientos que lo realimentan
En breve, el dolor, especialmente el dolor crónico, interfiere con la vida y actividades normales a nivel físico y emocional. Podemos afirmar que este tipo de dolor puede reducir considerablemente la calidad de vida del paciente, tanto en términos puramente físicos, como psicológicos e incluso sociales. El dolor crónico es una de las principales causas de sufrimiento e incapacidad en el mundo de hoy.
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Estamos asistiendo a una creciente incapacidad de la medicina convencional frente a cierto tipo de dolores crónicos. Cuando no existe un daño tisular o una causa que pueda encuadrar claramente dentro de sus paradigmas neurológicos o anatómicos, el médico se encuentra forzado a comunicarle su impotencia al paciente. Frases como ‘no le ocurre nada’, ‘es nervioso’, ‘viene de la tensión’, ‘está todo en su cabeza’ o, en lengua médica, ‘es de origen idiopático’, se escuchan continuamente en cualquier consulta.
La solución ofrecida es intentar atajar mediante poderosas medicinas el paso a las vías neurológicas de transmisión del impulso doloroso, lo que, en el mejor de los casos, cuando alivia o elimina el dolor, está privando al cuerpo de su sistema de alarma, puede estar encubriendo el desarrollo de patologías importantes. Por no hablar de la tolerancia o de los efectos secundarios de la mayoría de analgésicos y antiinflamatorios sintéticos cuando se emplean durante largo tiempo.
Afortunadamente cada vez son más los médicos convencionales que remiten sus pacientes difíciles a las consultas de Medicina China para valorar las posibilidades que ofrecen la acupuntura o las hierbas en el control del dolor. Específicamente, la acupuntura está validada por la OMS como muy eficaz en este campo.
Efectos de los tratamientos en Medicina China:
- Aliviar completamente o reducir considerablemente el dolor
- Regular los umbrales de sensibilidad
- Mejorar la capacidad de gestionar el dolor
- Regular las emociones
- Aumentar la energía vital
- Aumentar la capacidad de realizar las funciones cotidianas
- Mejorar la calidad de vida
- Reducir o eliminar la dependencia de medicación potencialmente dañina
¿Cómo reduce el dolor la Medicina China?
Ante todo, la Medicina Tradicional China (MTC) considera el ser como un todo único e indivisible. Esto significa, por un lado, que en el diagnóstico se valoran todos los sistemas funcionales que componen el individuo (aspectos emocionales, mentales, energéticos y físicos), y por otro, que todos los signos y síntomas se consideran personales, manifestaciones de desarmonías propias de una persona individual, única e irrepetible.
No hay ‘enfermedad’, sino un desequilibrio producido en la interacción de un individuo con su entorno, o entre diversos componentes de sus propios sistemas
Una vez determinados los patrones de desarmonía que aquejan al paciente y le producen su dolor, se establecen los principios generales de tratamiento, que se dirigirán, por un lado, a aliviar o eliminar el dolor en sí, pero por el otro se orientarán también a resolver el problema o desorden de base, a reconducir todo su organismo a una situación de armonía donde el dolor como alarma resulte inútil. Dentro de los principios terapéuticos, el de desbloquear, facilitar los flujos y restablecer la circulación normal es siempre prioritario en los tratamientos analgésicos.
El tratamiento en MTC se enfoca a eliminar el dolor y la desarmonía de base que lo produce.
No se trata sólo de analgesia, sino de una rearmonización profunda del organismo
Tras el establecimiento de los principios terapéuticos se procede al tratamiento, en el que se emplearán una o varias de las técnicas propias de la Medicina China: acumoxa, farmacopea, tuina y qigong.
Los tratamientos que comúnmente se le ofrecerán en una consulta de MTC son:
- Acumoxa: Esta sería la traducción literal del término chino ‘zhenqiu’, pero se suele traducir simplemente por ‘acupuntura’. Se basa en la existencia de canales energéticos (los meridianos) que regulan todos los aspectos del cuerpo, tanto psicoemocionales como físicos, y que ofrecen determinados puntos de acceso (los puntos acupunturales) que permiten controlar su flujo. El estímulo de estos puntos puede hacerse mediante instrumentos metálicos, generalmente finísimas agujas (acupuntura), o bien mediante la aplicación selectiva y concentrada de calor (moxibustión).
Ambas técnicas, acupuntura y moxibustión, tienen una larga historia y experiencia, y, por tanto, existen diversas escuelas y modos de aplicarlas. El modelo de acupuntura promovido desde China a partir de los años 50, y en estos momentos el más extendido en Occidente, promulga la introducción de agujas a profundidades variables, en general desde pocos milímetros hasta unos dos o tres centímetros, dependiendo de la persona y problema que se trate, y es el que por ahora ofrece posibles explicaciones a nivel neurológico, más satisfactorias para el entorno médico occidental. Sin embargo, otros estilos de acupuntura, como los evolucionados en Japón, apenas introducen las agujas en el cuerpo, con lo que sus resultados –plenamente comparables con los de sus colegas chinos- resultan más difíciles de comprender desde el modelo neurológico establecido; hemos, pues, de pensar que, efectivamente, la manipulación de determinados puntos del cuerpo tiene efectos que la neurología es aún incapaz de definir y la indagación de las razones de su acción es un campo apasionante de investigación en la actualidad. - Farmacopea y dietética. En MTC no se establece siempre una división tajante entre estos ámbitos pero en Occidente lo más frecuente es que, hasta cierto punto, se obvie la dietética para centrarse en la farmacopea o, como suele decirse, la fitoterapia (curación mediante hierbas) china. Esta es una disciplina aún más antigua que la acupuntura, y, aunque basada en parámetros distintos de la composición molecular de los llamados ‘principios activos’, dispone de una experiencia que permite garantizar su eficacia y seguridad.
- Tuina: Es el conjunto de maniobras o técnicas manuales que se ejecutan sobre el cuerpo; abreviando, podría describirse como ‘masaje chino’, pero incluye ejercicios de manipulación, de rehabilitación y de masaje. Su ámbito terapéutico incluye, naturalmente, los problemas musculoesqueléticos pero, como se basa también en la circulación energética y en su regulación global, se emplea en tratamiento de desarmonías o enfermedades internas, como, por ejemplo, la diabetes.
Las diversas técnicas son compatibles y combinables entre sí; el que se emplee una o varias de ellas depende de lo que el paciente necesite, de sus características y también de las que el terapeuta sea capaz de ofrecerle. En su conjunto, sea cual sea la técnica concreta a la que recurra, la Medicina China ofrece una visión distinta del problema del dolor, y su enfoque holístico, unido a la variedad y eficacia probada de sus técnicas, le permite ofrecer alivio y solución en muchos casos que resultan difíciles o imposibles contemplados desde otros paradigmas médicos.
Fuente: Escuela Superior de MTC – Clínicas Guang An Men
www.mtc.es
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