Morir para vivir
Decimos que se muere una ilusión, una relación, una estación del tiempo, la imagen, una persona, un amigo, el cuerpo físico, etc. La muerte es algo que está presente en todos los periodos de tiempo de las cosas, personas y aspectos de la naturaleza. Y si bien muchas veces no parece algo que nos llene de alegría, la muerte debería de ser más que un lamento un festejo de agradecimiento, pues sin duda es parte de la vida y la renovación de las cosas.
“La materia no se crea ni se destruye: solo se transforma.” Esta conocida afirmación ayuda a explicar cómo realmente nada en el universo puede destruirse del todo. Las cosas solo se destruyen, pierden o “se van” para tomar formas nuevas y volver a vivir. Cuando se muere una ilusión, por ejemplo, es porque quizá hay que cambiar nuevos aspectos en nuestra forma de soñar la realidad. Cuando se muere una relación lo más probable es que tengamos que aprender a transformar la manera en como entendemos una relación, sobre todo si hay dolor en la separación, pues el dolor nos avisa de apegos, los cuales suceden cuando ponemos nuestra felicidad en algo de allá afuera.
Cuando se muere un amigo o un ser querido
Quizá sintamos la fuerza con la que nos atábamos a esa persona, la cual traducimos como dolor. Este dolor también nos habla de la forma en cómo apreciamos la muerte: si pensamos que todo se acaba ahí, entonces sentiremos dolor, si pensamos en la muerte como un término que llevara a un “infierno o cielo o juicio” entonces habrá más dolor y una larga lista de rezos para que esa alma “descanse en paz”, o si pensamos que el universo separa y arrebata o es injusto entonces estaremos muy enfadados y desesperados por el desprendimiento, impotentes y confundidos ante las fuerzas de la naturaleza.
Pero la muerte no es sino una amiga de la vida, es la gran maestra de la transformación, cuando no la sabemos entender nos genera dolor, no porque ella sea dolorosa, sino porque nosotros somos quienes no la hemos conocido en toda sus profundidades.
La muerte jamás separa ni arrebata o “se lleva” sino todo lo contrario: invita a una unión, a un nuevo entendimiento, nos transporta a lo grandioso. La muerte debería ser un festejo, así lo es en algunos lugares como México, donde la muerte es una entidad que se ríe, juega y es traviesa! Así que se celebra con flores, dulces, comida y velas. Y un pan especial de sabor dulce! ¿Será que la muerte es algo tan dulce y suave como este pan?
Sentir que el universo separa o es injusto o cruel es no saber que realmente jamás podemos separarnos de nada: aquí en este planeta lleno de cosas materiales, podemos pensar que estamos separados de la silla o la mesa. Pero en un plano energético, estamos unidos a la silla y a la mesa por medio de nuestra energía. La muerte es la continuidad del flujo de la vida. Los seres que se van siguen su aventura en otras vidas, ya sea que se crea en la reencarnación o no, como sea, la vida sigue. Sigue para sus rutas infinitas, siendo el universo un infinito de posibilidades, sería un desperdicioo pensar que cuando algo muere “ahí se acaba todo”. Cuando muere algo, otra cosa justamente esta empezando. El problema es que nos resistimos y no nos gusta o estamos acostumbrados a fluir con la naturaleza, nos aferramos porque nos gustan los lugares comunes y no queremos soltar porque sentimos que el amor esta en eso “que se va” y no en nosotros mismos, en nuestra naturaleza interior que está llena de vida y cambios, y es como un rio que nos empuja a descubrir y experimentar la vida para encontrar nuevos tesoros.
Cuando algo se muere en nuestra vida es momento del invierno
Habría que reflexionar y observar que es aquello que exactamente nos duele cuando perdemos algo: en todo nacimiento hay dolor. Y el dolor solo nos habla de nuestras propias carencias y limitaciones en cuestiones de entendimiento, uno se apega cuando siente que la muerte separa. Entre menos amor, más dolor. El amor es agradecimiento, es crecimiento, es conmoverse y llorar, reír, jugar… y cambiar de juego cuando este ya se hizo aburrido o cansado ! El amor es vida. Y la muerte es un paso a una nueva vida. La muerte invita a que despertemos a los potenciales que tenemos.dormidos.
Cuando sientas que estás perdiendo algo, que duele no dejar ir, que la muerte es injusta o te confunde y te llena de ira, pregúntate a ti mismo ¿Qué es lo que necesito aprender de esta experiencia? ¿Qué es lo que necesito transformar en mi? ¿Será que tengo que aprender a conocerme más para ver todos los potenciales que tiene la vida? Porque si no lo descubres en ti mismo, en ti misma, no podrás ver allá afuera sino muerte, dolor y decadencia, pues la vida entonces será el reflejo de la forma en cómo te percibes a ti mismo.
Encuentra la vida en ti y deja que muera lo que ya es innecesario,
lo que ya no te sirve. Lo que te ha pesado por años, Deja que fluya tu vida hacia donde tu sabiduría la quiere llevar, si sientes que duele y que te aferras a algo, ve y encuentra el amor y el entendimiento dentro de ti, lee y busca nuevas formas de renovarte, ama lo que eres pues cuando te amas realmente a ti mismo notaras como permites que la vida fluya en todas sus direcciones.
La muerte de algo nos puede llevar al cielo o al infierno: eso depende de nosotros, hacia donde queramos continuar nuestra aventura en el universo.