Normas de producción en Agricultura Ecológica
El objetivo de la agricultura ecológica es producir alimentos no sólo de elevada calidad nutritiva, sino también en suficiente cantidad. Estas normas hubieran podido ser aún más restrictivas, pero en agricultura ecológica no se pretende producir artículos de lujo , sino alimentar a la mayor cantidad de población posible.
Fertilización
Es fundamental para mantener la fertilidad del suelo que se prescinda de los productos químicos solubles, porque inhiben la actividad de los microorganismos del suelo. En cambio la correcta fertilización basada en la materia orgánica proporciona el medio en que éstos se desarrollan. Los microorganismos del suelo son fundamentales para que se liberen los nutrientes que la planta necesita, ya sea descomponiendo la materia orgánica o solubilizando los que estuvieran en forma mineral. La fertilidad y la actividad biológica del suelo deberán ser mantenidas o incrementadas, en primer lugar, mediante las prácticas siguientes:
– el cultivo de leguminosas, abono verde o plantas de enraizamiento profundo, con arreglo a un programa de rotación plurianual adecuado. Las rotaciones de cultivo son fundamentales en agricultura ecológica para mantener la fertilidad del suelo a lo largo del tiempo. Se procura alternar cultivos de familias diferentes, cultivos con raíz superficial y cultivos con raíz profunda, y cultivos de los que se aprovecha el fruto o la flor con cultivos de los que se aprovecha el tallo y con cultivos de los que se aprovecha la raíz.
De esta forma se alternan cultivos con necesidades nutritivas complementarias. Así mismo, dentro de la rotación, se hacen abonos verdes, o cultivos a los que no se deja echar semilla, sino que se siegan y entierran antes. Tradicionalmente se emplean como abono verde plantas de la familia de las leguminosas, por su capacidad para fijar nitrógeno de la atmósfera (chochos, chícharos, chicharones, etc), de las crucíferas, por lo profundo de su raíz que le permite movilizar nutrientes de las capas profundas del suelo (coles, rábanos, relinchones), y de las gramíneas, por la cantidad de masa vegetal que producen (centeno, cebada, maíz, sorgo, pasto del Sudán, etc). Aunque no pertenecen a estas familias, se suele emplear también el girasol o el trigo sarraceno.
No conviene enterrar la masa vegetal en fresco ni demasiado profundo, porque se ha de descomponer en presencia de aire. Más bien hemos de dejarla secar en superficie y luego incorporarla con una labor superficial. En el caso de los cultivos perennnes evidentemente no se hacen rotaciones de cultivo, pero sí se hacen, dependiendo de las lluvias o de las posibilidades de regadío, abonos verdes o cultivos intercalados. Segar la mala hierba y dejarla sobre el terreno alrededor de los plantones, como un mulching, y luego incorporarla al hacer las labores, es otra práctica que contribuye a la fertilidad del suelo.
– la incorporación de estiércol procedente de la producción ganadera ecológica sin exceder los 170 kg de nitrógeno por hectárea de la superficie agrícola utilizada y año. En principio lo ideal en agricultura ecológica es emplear estiércol de ganado ecológico, a ser posible de la propia explotación alimentado con lo que ésta produce, sea en pastos, forrajes o restos de cultivo. Como veremos, en caso de no tener disponible estiércol de ganado ecológico se puede emplear estiércol de ganado convencional con ciertas condiciones. La cantidad de estiércol u otras materias que se puede usar es limitada, para evitar contaminación por nitratos en las aguas subterráneas, o excesivo contenido de nitratos en las cosechas, especialmente las de hoja. No suele haber problemas de exceso de estiércol en Canarias, pero es un problema grave en Centro Europa, donde hay exceso de ganadería y el suelo está encharcado y frío gran parte del año, y por ello la materia orgánica se acumula y no se mineraliza con la suficiente rapidez, y las hortalizas de hoja acumulan nitratos por falta de luz y calor.
– la incorporación de cualquier otro material orgánico, compostado o no, procedente de explotaciones cuya producción se atenga a las normas de AE. El estiércol no es la única fuente de materia orgánica. Pueden emplearse como fertilizante restos vegetales ecológicos, a ser posible provenientes de la propia explotación.
En climas cálidos y húmedos los restos vegetales en superficie se descomponen pronto, pero frecuentemente es necesario hacer compost con ellos para acelerar el proceso. Como veremos, también puede hacerse, con ciertas limitaciones, compost a base de restos que no sean ecológicos. El compostaje es una práctica que acelera el proceso de formación de humus, que ocurre naturalmente en todos los suelos, pero lentamente.
En los climas fríos la humificación en los suelos es muy lenta, y por ello los métodos de agricultura ecológica que provienen de esos países se basan en la elaboración de compost. Para hacer compost se deben mezclar materias que tengan abundancia de nitrógeno y/o hidratos de carbono (estiércol, purín, restos de leguminosas), materias que tengan abundancia de carbono (serrín, restos de monte, restos de poda, pinocha, paja, vegetales secos), materias que tengan abundancia de hidratos de carbono (vegetales verdes, hierba) y agua, formando una pila de 1,5 metros de altura. Otro elemento imprescindible es el oxígeno, que se obtiene no compactando la pila de materiales y dándole la vuelta frecuentemente (volver a hacer la pila).
También conviene añadir tierra. En un compost hecho correctamente se alcanzan temperaturas de 70 ºC , lo que tiene el beneficio adicional de eliminar las semillas de malas hierbas que hubiera en el estiércol o restos vegetales con que se hizo. También existen otras técnicas para hacer fermentar la materia orgánica de forma anaeróbica (en ausencia de oxígeno, y por tanto sin necesidad de voltear) basadas en la incorporación, en el momento de formar la pila de materiales, de ciertos microrganismos o de ciertos activadores de otro tipo.
– el tratamiento del suelo o la activación del compost con preparados apropiados a base de microorganismos no OGM o con preparados biodinámicos. Ciertos métodos de agricultura ecológica se basan en el empleo de compost que ha sido activado mediante siembra con los microorganismos adecuados o mediante ciertos preparados que no tienen efecto químico, sino energético. También se aplican estos preparados a base de microorganismos o energéticos directamente al suelo. Si no basta con estas técnicas, o no se dispone de suficiente estiércol de ganado ecológico, se permite la incorporación de fertilizantes orgánicos o minerales, mencionados en el Anexo II-A del reglamento 2092/91.
Algunas materias, como el estiércol de ganado convencional, el compost de resíduos domésticos o el compost de materias vegetales tienen entre sus condiciones particulares la "necesidad reconocida por la autoridad de control". Se debe solicitar al CRAE de Canarias, mediante el impreso correspondiente, autorización para su empleo. Pueden empleares materias comunes elaboradas por el propio agricultor, o productos comerciales. En este caso el producto deberá estar inscrito en el registro de fertilizantes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y constar claramente su composición. Además, con el fin de garantizar la procedencia de las materias primas con que se elaboró, deberá estar certificado como utilizable en agricultura ecológica.
Entre los fines de la agricultura ecológica, tal como se definen en el manual de IFOAM, están: "fomentar e intensificar los ciclos biológicos dentro del sistema agrario, comprendiendo los microorganismos, flora y fauna del suelo, las plantas y los animales", y "emplear en la medida de lo posible recursos renovables en sistemas agrarios organizados localmente". Por ello, el agricultor debe ser lo más autosuficiente posible, procurando elaborar sus propios fertilizantes con preferencia a tener que depender de la adquisición de productos comerciales, por muy naturales o certificados como utilizables en agricultura ecológica que estuvieran. De hecho gran parte de los agricultores ecológicos no emplean nunca muchos de los productos de las listas que aparecen más adelante, aunque la normativa se lo permita. La extensa lista de materias que se pueden emplear, elaborada teniendo en cuenta no solo el criterio de ser el producto de origen natural, sino además ser insoluble en el suelo, es la siguiente:
FERTILIZANTES DE ORIGEN ORGÁNICO:
– Estiércol
– Estiércol desecado y gallinaza deshidratada
– Mantillo de excrementos sólidos de animales incluida la gallinaza y estiércol compostado
– Excrementos líquidos de animales (estiércol semiliquido, orina, etc.) La normativa permite el estiércol y el purín de ganado convencional sólo si procede de una ganadería extensiva. Prohibe el procedente de ganadería intensiva, es decir, aquélla de estabulación permanente en cuyo estiércol no se emplea cama y se deja acumular y pudrir en fosas.
– Residuos domésticos compostados o fermentados La normativa permite el compost obtenido de restos domésticos sólo si éstos proceden de un sistema de recogida selectiva. La cantidad de metales pesados que se permite está severamente limitada. El compost que no proviene de recogida selectiva tiene contenidos inaceptables de metales pesados
– Turba
– Arcillas (perlita, vermiculita, etc.)
– Mantillo procedente de cultivos de setas
– Deyecciones de lombrices (humus de lombriz) e insectos
– Guano Por este producto se entienden los excrementos de aves marinas recogidos en la costa del Pacífico
– Mezclas de materias vegetales compostadas o fermentadas Están autorizados los ácidos húmicos o fúlvicos sólo si proceden de fermentación.
– Productos o subproductos de origen animal Materias tales como harinas de sangre, pescado, huesos o plumas. No están autorizados los hidrolizados de proteínas, ni los aminoacidos.
– Productos y subproductos orgánicos de origen vegetal para abono por ejemplo: harina de tortas oleaginosas, cáscara de cacao, raicillas de malta, etc.
– Algas y productos de algas Los extractos de algas se usan ampliamente en agricultura ecológica por que son una fuente natural de calcio adecuada para corregir las aguas con exceso de salinidad
– Serrín y virutas de madera
– Mantillo de cortezas
– Cenizas de madera Para estas tres materias procedentes de madera se exige ésta no haya sido tratada
– Vinaza y extractos de vinaza Hay dos tipos de vinaza: orujo de uva y restos de la extracción del azúcar de remolacha
FERTILIZANTES DE ORIGEN MINERAL
De los productos de origen mineral se permiten las rocas en bruto que no hayan sufrido ataques químicos (p.e. con ácidos) para aumentar su solubilidad. Algunas materias, a pesar de ser productos naturales o rocas en bruto como la urea o el nitrato de Chile, tampoco están autorizadas por ser muy solubles en el suelo, exactamente igual que los nitratos o la urea de síntesis química. Tampoco están autorizados los ácidos húmicos extraidos de Leonardita
– Fosfato natural blando
– Fosfato aluminocálcico
– Escorias de defosforación
– Sal potásica en bruto (por ejemplo kainita, silvinita, etc.)
– Sulfato de potasio con sal de magnesio
– Carbonato de calcio de origen natural (por ejemplo: creta, marga, roca calcárea molida, arena calcárea, creta fosfatada, etc.)
– Carbonato de calcio y magnesio de origen natural (por ejemplo. creta de magnesio, roca de magnesio calcárea molida, etc.)
– Sulfato de magnesio (por ejemplo: kieserita)
– Solución de cloruro de calcio
– Sulfato de calcio (yeso)
– Cal industrial procedente de la producción de azúcar
– Azufre elemental
– Oligoelementos Hierro, Cobre, Molibdeno, Manganeso, Zinc, Boro, como sales o como quelatos. El Calcio y el Magnesio no se consideran oligoelementos, y no están autorizados en esta forma.
– Cloruro de sodio
– Polvo de roca
Fuente: Consejo Regulador de Agricultura Ecológica de Canarias