Publicado: 31/12/2007 - Actualizado: 10/12/2016
Algo que debiera estar en nuestras intenciones para este año nuevo es la de incrementar el poder de nuestra sensibilidad, pues si en verdad queremos renovar y cambiar hacía más amplias y nuevas experiencias y adquirir una nueva consciencia, es necesario que participemos de una forma cada vez más profunda, más sensible y responsable, en aquello que nos rodea.
Cuanto más intensa es la vibración de una persona esta se vuelve más sensible. Con lo anterior quiero decir que entre más una persona esté conectada con su centro, con lo que siente y piensa, con su intuición y su más honda naturaleza, más puede percibir y sentir, más puede responder de muchas más interesantes formas al mundo que le rodea. Pasamos muchas veces por la misma calle, tenemos contacto con las mismas personas, trabajamos en un mismo ambiente y, a pesar de que cada día todas las cosas son un poco distintas a como fueron ayer, parece que, a final de cuentas siempre lucen igual y nos hacen sentir las mismas cosas. A veces creemos que nada cambia, que se nos ha establecido una rutina un tanto inflexible a la que debemos de atender aunque no tengamos el gusto de atenderla.
Lo que en realidad sucede es que nos vamos distrayendo de lo que sentimos por estar enfocados en cubrir necesidades, por adoptar ciertas posturas, por cumplir las obligaciones, y poco a poco nuestra habilidad y capacidad sensitiva se va quedando a un lado, dejamos a un lado el lujo y el gozo de sentir las cosas de una nueva forma cada día, y quizás llegue un momento en que ya no nos emociona ni sorprende la vida tan fácilmente, de alguna forma vivimos superficialmente, un tanto mecánicamente bajo horarios y deberes, la vida se vuelve más un cumplimiento que una experiencia llena de sensaciones brillantes, y luego no comprendemos porque nos parece fría, distante, algo más bien plano y tedioso que nos confunde.
Es muy importante que aprendamos a no dejar en el olvido esta capacidad sensible de la que somos privilegiados. No podemos dejar que se hunda o quede plastificada bajo las exigencias del mundo actual. Ser sensibles, permitirnos sentir la vida, es lo que nos hace ser soñadores, creadores, generadores de experiencias nuevas y emocionantes, llenas de frescura. Cuando nos permitimos sentir más lentamente la vida, cuando nos volvemos exploradores y ponemos atención a aquello que se mueve dentro de nosotros cuando vemos, por ejemplo, el cielo, las nubes, cuando sentimos a una persona cerca, cuando nos acercamos y miramos sus ojos, etc, lo que en realidad estamos haciendo es dándonos el mayor de los alimentos del espíritu: conectarnos de nuevas maneras con todas esas formas de vida de las que somos parte.
Nos levantamos y apenas tenemos de atender lo necesario para que no se nos haga tarde, comemos algo con el tiempo contado, cortamos el papel con el que vamos a limpiarnos de un tirón, salimos, entramos, saludamos sin sentir a las personas que nos rodean, hablamos con ellas y respondemos cosas muy pensadas y estudiadas, decimos “que tal” pero en el fondo no queremos decir nada con esto, una serie de clichés nos acompañan en el día y luego al final, uno cae rendido. El contacto con las con el día fue muy escaso, muy pobre, al cabo de un tiempo repitiendo esto, nos sentiremos realmente muy escasos interiormente.
Muchos hemos visto por ahí personas a las que se les dice ser sensuales. Ser sensual significa que uno se da el permiso de sentir la vida muy profundamente. Una persona sensual es aquella que puede permitirse y abrirse a sentir no solamente a las personas y a su entorno, sino que se da el lujo de experimentar muy de cerca todo lo que a su alrededor acontece. Por ejemplo, una persona sensual puede sentir la suela de sus zapatos cuando camina, el roce de su ropa en el cuerpo, el movimiento de su empeine cuando avanza, el gozo de que sus piernas y su cuerpo le provocan cuando se mueven. Una persona sensible se toma el tiempo, incluso, para sentir el papel del baño que usa cuando va al baño, y puede sentir la piedra más común como algo muy nuevo e interesante. Es ésta capacidad de sensibilidad, de atención y conciencia, es en esta actitud de interés por conectarnos con la vida, lo que hace que toda la vida de pronto resurja como algo realmente mágico y tentador, y entonces uno podría caer enamorado de cualquier cosa simplemente con el interés de sentirla.
No se debe olvidar en este año que a la vida nadie la hace sino nosotros mismos, la hacemos con nuestra intensión, con nuestra forma de verla y nuestra capacidad de sentirla. Y si acaso tu realidad te ha parecido hasta ayer algo poco interesante y fría, recuerda a cada momento que todo es cuestión de actitud, y la actitud no se vende en ningún lado, nadie te la dará, tu tienes que crearla, que inventarla.
Acerca del autor
clarinda
Creo que tienes razon y ser más sensibles a todo lo que nos rodea. cuantas veces nos sentamos a disfrutar de un bello atardecer o respiramos el viento. Me encantó tu manera de ver la vida!!