Publicado: 21/05/2011 - Actualizado: 24/09/2018
Autor: K. Laura Garcés G
Si sientes que tú, o un ser querido, se enferman o contagian fácilmente, y por más remedios que se prueban no se acaba de encontrar la solución a algún malestar o enfermedad, es que necesitas considerar lo que está sucediendo en el interior del cuerpo.
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¿Por qué hay enfermedad y contagios?
La medicina natural e integral sabe algo: no existe enfermedad, lo que existe en un cuerpo intoxicado donde los desechos se han acumulado en distintas partes del cuerpo y van propiciando un ambiente interior contaminado que, a la larga, dispara una serie de patologías y desequilibrios a las cuales se les dan distintos nombres que se conocen como enfermedades.
Todo lo que comemos, bebemos y repiramos llena al cuaerpo de cierto tipo de sustancias las cuales, cuando son nocivas y no son evacuadas eficientemente, van acumulándose en los intestinos, sangre, piel, órganos internos, etc. Si persiste esta acumulación y se va incrementando, el cuerpo empezara a verse obstaculizado en sus funciones básicas debido a una toxemia (incremento de la temperatura del cuerpo debido a la elevada cantidad de desechos), y buscara la forma de evacuarlas de forma drástica. Es entonces que sentimos ciertas reacciones como dolores, náuseas, catarro, etc.
Algunos síntomas de un cuerpo que avisa de que hay acumulación de toxinas
• Fiebre
• Dolor
• Flemas, catarro o exceso de mucosidades en los ojos, boca, nariz, etc.
• Diarrea
• Comezón, picores, erupciones cutáneas como llagas, aftas, etc.
¿Qué produce la toxemia en el cuerpo?
• Una dieta descuidada: todos los alimentos fritos, las grasas saturadas, refrescos (sodas, bebidas azucaradas o jugos enlatados adicionados con cualquier tipo de azúcar como sacarosa, fructuosa, azúcar de dieta, etc., la leche de vaca y derivados, los excesos de sal y los productos refinados como las harinas. Exagerar el consumo de carne y beber bebidas irritantes también causan desequilibrios en el cuerpo.
• Los malos hábitos alimenticios como mala combinación de alimentos, comer mucho en una comida, beber bebidas azucaradas en las comidas, comer a cada rato, etc., también produce gran cantidad de toxemias.
• El exceso y mal uso de medicamentos.
• Falta de actividad física o deficiente circulación sanguínea.
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• Respirar aire contaminado.
• El estrés, las preocupaciones, el enojo y las emociones que nos causan tensión provocan una serie de reacciones interiores las cuales impiden una buena asimilación de nutrientes y su eficiente evacuación.
• No descansar adecuadamente.
La recaída
Cuando no se atienden las verdaderas causas de la enfermedad y solo se concentra uno en aliviar el síntoma, el cuerpo puede no curarse del todo, quizá se aliviara pasajeramente el problema porque el organismo adormece sus síntomas con pastillas y demás, pero se estará propenso a recaer y a contagiarse nuevamente porque el cuerpo aun no se ha despojado completamente de aquello que lo contamina. Es por eso que volvemos a recaer o la enfermedad persiste.
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Muchas veces nos vamos acostumbrando a convivir con un cuerpo adolorido o enfermizo, lo cual puede generar a la larga una serie de complicaciones más severas como afecciones del hígado, riñón, páncreas, etc., malas digestiones y problemas digestivos, problemas cardiovasculares o del sistema respiratorio, obesidad, problemas de piel, etc.
Una verdadera curación
Si realmente queremos sanar y fortalecer el sistema de defensas del cuerpo, es necesario efectuar un cambio no sólo en los hábitos de comer, si no en los hábitos de vida. Una persona enfermiza debe considerar, como base de su curación, una dieta depurativa, ayunos guiados por un profesional y una dieta de mucha calidad, combinando esto con una serie de hábitos que le ayuden a restablecer el equilibrio de su cuerpo.
Se sabe que una persona esta realmente sanando cuando el cuerpo entra en lo que se conoce como crisis de curación.
¿Qué es una crisis de curación?
Cuando realmente se está efectuando una curación, no importando la enfermedad que sea, se tiene una etapa que se conoce como crisis curativa, en dónde parece que todo empeora pues parece que uno se siente peor y los síntomas se agudizan, pero lo que realmente ocurre es que el cuerpo está en una etapa de evacuación de desechos y toxinas lo cual provoca ciertos síntomas y reacciones como fiebres, diarreas, salpullido, vómitos, etc.
Durante una crisis de curación, el cuerpo elimina lo que le causa el desequilibrio ya sea de forma pausada o violenta, lo cual depende del grado de la enfermedad y del organismo de cada persona. En una crisis curativa, los síntomas de cualquier afección se acentúan, y encontramos que puede haber:
- Secreciones excesivas: catarros, flemas, moco, etc. ya sea en los bronquios, oídos, ojos, boca, etc.
- Contracciones
- Dolores de cabeza o estómago
- Flujos diversos del cuerpo
- Convulsiones
- Brotes en la piel de todo tipo.
La crisis suele presentarse por lo general después de un momento en que nos sentimos bien, y esto será cuando el mismo cuerpo lo decida. La crisis se suscita debido a un gran esfuerzo de voluntad, renunciando a hábitos nocivos y cambiando un estilo de vida más en armonía con la naturaleza. Durante esta crisis, el cuerpo evacuara lo innecesario y estará en un proceso de reparación, limpieza y rejuvenecimiento de órganos y tejidos el cual puede ser rápido o durar varios días o semanas.
Sabemos que realmente nos estamos curando cuando rompemos con el factor que estaba contaminando y deteriorando al cuerpo, y a pesar de sentirnos con síntomas más acentuados, tenemos el ánimo del curación. Una personas puede morir durante una crisis de enfermedad, pero nunca durante una crisis de curación, para la cual se requiere mucho ánimo por sanar y encontrarle nuevos sentidos a la vida.
Es muy conveniente que, después de una crisis curativa, no se regresen a los hábitos de siempre. Se debe mantener un estilo de vida renovado el cual es la base para mantener la salud del organismo y nuestras vidas.
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