Shiatsu o Masaje Japonés
El acto de tocar o masajear es instintivo. Ante un golpe frotamos con nuestra mano para aliviar el dolor o consolar a un niño que se cae y nuestra caricia parece curarle del mal. Parece sencillo, pero de esta premisa parte toda técnica de masaje, ya que la técnica manual para mejorar la salud es algo ligado al hombre desde el principio de los tiempos.
Los masajes son una experiencia relajante y terapéutica. Sus efectos no son sólo físicos, también la mente responde desbloqueándose y estimulando la musculatura.
Practicando el masaje de forma regular se puede conseguir un mantenimiento perfecto de todo nuestro cuerpo. Es como una gimnasia músculo a músculo deteniéndose allí donde necesitamos un tratamiento especial.
Los masajes, en todas sus variantes, ayudan a alcanzar ese equilibrio cuerpo-mente que favorece a la salud del individuo y enriquece su mundo interior, pues ayuda a eliminar las molestias que producen el agitado ritmo de la vida cotidiana, solucionando las contracciones que genera el estrés.
Son muchos los beneficios del masaje, pues aumenta la temperatura de la piel, mejorando su estado fisiológico, mejora la circulación, acelera los procesos nutricionales y la eliminación de toxinas (combatiendo problemas de celulitis y varices).
Distiende los músculos y tendones contraídos, seda y relaja el sistema nervioso central.
El masaje es un gran apoyo para la mejora de muchas patologías y debe utilizarse como complemento para mejorar nuestro bienestar.
Shiatsu
El shiatsu o masaje japonés hunde sus raíces en la milenaria medicina tradicional china. Esta terapia complementaria o alternativa se basa en la aplicación de cierta presión sobre los puntos energéticos que a través de los meridianos recorren el cuerpo para equilibrar su energía. Sin efecto secundario alguno, relaja, potencia el sistema linfático, tonifica el sistema nervioso y eleva el tono vital.
El shiatsu, tal y como hoy se conoce, apenas tiene 200 años de vida, aunque su antecedente más remoto se encuentra en el método del Anma, originario de China. Anma significa literalmente presionar-frotar, así como quitar-llamar. Posteriormente, los japoneses sentaron las bases de su técnica y tratamiento.
Basada en los conceptos Ho (dar energía) y Sha (quitar energía), esta terapia alternativa se emplea para canalizar correctamente la energía que fluye por el organismo. Para ello ejerce presión con los dedos o la palma de la mano sobre distintos puntos de los meridianos que recorren el cuerpo. Estos canales energéticos y sus puntos vitales son los mismos que estableció la medicina tradicional china para sentar las bases de la milenaria acupuntura.
Más que un simple masaje
El shiatsu es un sistema de masaje, pero también una terapia con todas las de la ley. El shiatsu-masaje, que goza de mayor popularidad y aceptación, se emplea para aliviar síntomas. Se trata de una técnica complementaria para tratar muchas enfermedades concretas, así como para mantener un buen estado de salud.
La shiatsu-terapia hunde sus raíces en la filosofía médica oriental. Su práctica requiere de una amplia formación por parte del especialista, tanto para establecer un diagnóstico correcto como para aplicar las técnicas de sanación o armonización del paciente que acude a su consulta. Sin embargo, con un aparato de shiatsu cualquier persona puede disfrutar de este tipo de masajes en su casa, sin necesidad de tener ningún tipo de cocimientos, basta con seguir las indicaciones.
Armonizar la energía
Frente a los masajes convencionales, el shiatsu actúa sobre los puntos energéticos de la acupuntura china para armonizar el flujo de las energías vitales que transitan por el cuerpo. Como cualquier técnica muscular, propicia la relajación y libera tensiones. Pero además refuerza el sistema linfático, con lo que a la larga estimula el proceso de desintoxicación del organismo, tonifica el sistema nervioso e invita a recuperar el tono vital ante las presiones de la vida cotidiana. Sus efectos también se dejan notar sobre personas con trastornos de circulación.
Cada sesión dura en torno a una hora. Con el paciente tumbado boca abajo, el shiatsu-masaje comienza en la parte superior de la espalda y baja hacia las piernas siguiendo la estela de los meridianos. A continuación se gira el cuerpo hacia un costado y se asciende por las piernas, las caderas, el abdomen y la zona lateral del tórax. Por último, el masajeado se coloca boca arriba y el masajista presiona de arriba a abajo los meridianos anteriores para concluir en la parte anterior del pie.
Sin efectos secundarios
El shiatsu no conlleva ningún tipo de efecto secundario, sus resultados son inmediatos y como todas las técnicas orientales, equilibra el balance energético del organismo, potenciando así su rendimiento global. Sin embargo, no debe practicarse con enfermos muy graves porque podría provocar complicaciones.
El shiatsu no está indicado cuando la fiebre es muy alta, ya que en esa situación el organismo está sometido a un gran consumo energético. Tampoco ante fracturas óseas recientes, infecciones de la piel, hemorragias o trastornos muy graves de la circulación. Cuando el masaje se aplica a embarazadas, el abdomen no puede tocarse a partir del tercer mes. Aunque puede practicarse hasta con recién nacidos, en los niños se aconseja ejecutarlo tan sólo en la espalda y el abdomen.
Los Meridianos
La antigua técnica anma y el actual shiatsu-masaje no se basan estrictamente en los canales de energía que según la medicina oriental difunden la fuerza a través de nuestro organismo pero las presiones se ejercen a lo largo de los meridianos y en la dirección tradicional, es decir, de la cabeza a los pies. Estos meridianos se relacionan de una forma relativa con los órganos que controlan y a través de ellos la energía recorre el organismo con un ciclo de 24 horas.