Publicado: 17/04/2006 - Actualizado: 14/08/2019
Autor: Miriam Reyes
Queremos : Aseverar nuestro orgullo de negarnos a hacer matar a animales para nuestro consumo
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Nos negamos a robar a seres sensibles sus únicas posesiones, su propia carne, su propia vida.
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Nos negamos a participar en un sistema de cría que convierte la corta existencia de los animales en un verdadero infierno.
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Nos negamos a hacer esas cosas por el puro hecho de satisfacer nuestra gula o de conformarnos con hábitos y tradiciones.
Una negativa de este tipo debería ser lo mínimo. Sin embargo, la historia demuestra lo dificil que es decir " no " cuando el barbarismo se ha vuelto un estandarte social.
Queremos aseverar nuestro orgullo de decir ese " no ".
Denunciar la vegefobia
La gente pretende avergonzarnos. El vegetarianismo es denegado, ignorado, ridiculizado, marginado e incluso difamado.
El vegetarianismo es una forma clara de objetar contra la legitimidad de enclaustrar y matar a billones de animales. Por su sola existencia quiebra la ley del silencio. Por ese motivo provoca risa, odio y fobia.
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Por supuesto, la persona vegetariana inofensiva es respetada cuando asevera que su estilo de vida se trata de una simple "opción personal" arguyendo dudosos motivos de salud, medioambientales o simple y noble ascetismo. ¡Pero pobre de nosotros sí cuestionamos el barbarismo abiertamente!
Primero se reirán de nosotros. Preocuparse de vacas y gallinas es ridículo según parece. Ridiculizar a las personas es un medio de rechazar sin argumentos las ideas que no gustan. Pero si no nos doblegamos, las risas se tornan en muecas. Éramos mamarrachos, ahora nos hemos convertido en monstruos. Somos traidores de nuestra propia especie por no consentirle todos los derechos. Padres indignos por no iniciar a nuestros hijos en las delicias carniceras. Seguidores de los Nazis porque Hitler amaba a los perros. Miembros de sectas intolerantes porque no pensamos igual que el resto.
Nos acusan de ser terroristas. A veces dicen que idolatramos la naturaleza, otras veces que no respetamos sus leyes. Intentan de cualquier manera avergonzarnos o rechazarnos simbólicamente de la sociedad.
Pero nos negamos a estar avergonzados de nuestra compasión. Vamos a dejar de escondernos. No pedimos perdón por nuestra negativa a matar. Estamos aquí, vivimos, pensamos y hacemos que se sepa nuestra postura.
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Aseverar que existimos
Somos millones en el mundo quienes decimos " no " a las masacres. La mayoría de las civilizaciones han cuestionado la legitimidad de ser carnívoro. ¿Alguien habla de ello? En las escuelas no se mienta el vegetarianismo.
« El hombre que come carne o el cazador que se conforma con la crueldad de la naturaleza mantiene a cada bocado de carne o de pescado que la fuerza hace el derecho. » – Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel de Literatura.
Decir que existimos y que vivimos sin carne demuestra que un estilo de vida así es posible. No comemos vacas o cerdos, pollos, peces o gambas, y sin embargo vivimos tan bien como el resto, a pesar de lo que divulgan algunos "especialistas" cuya ciencia parece consistir en negar la realidad. Ni el vegetarianismo ni el veganismo (que excluye todos los productos de la explotación animal, lácteos y huevos incluidos) tienen efectos negativos sobre la salud. ¡ Los estudios disponibles demuestran más bien lo contrario !
Matar para vivir no es inevitable, ni individual ni colectivamente. El ganado consume muchos más nutrientes de los que su carne muerta ofrece. Sin embargo, el dinero público se invierte masivamente para mantener la cría de ganado y la pesca.
Defender nuestros derechos
Los seres criados para la matanza no tienen ningún derecho en absoluto pero para nosotros, que expresamos nuestra solidaridad con ellos, uno otorga algunos, en teoría. Queremos ejercer nuestros derechos plenamente, porque son nuestros, y porque son suyos, los únicos que pueden tener hoy, a pesar de ser indirectamente.
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Tenemos derecho a alimentarnos correctamente en comedores, en el trabajo, en escuelas o en cualquier otra comunidad.
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Tenemos derecho a educar a nuestós hijos sin imponerles los productos del matadero.
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Nos negamos a participar en las carnicerías financiadas con nuestros impuestos.
Queremos acabar con el silencio que acompaña a nuestras ideas. No queremos más que el único discurso público sea el de los industriales e intelectuales defensores del consumo a base de carne.
Pedimos que los debates sean abiertos.
“ Somos el reflejo de tu mala conciencia y ese reflejo no volverá a ocultarse ”
A la luz de los montones de animales "destruidos" debido a la encefalopatía esponjiforme bovina y a la fiebre aftosa, fuimos los únicos a no sentirnos avergonzados. A no sentirnos avergonzados por nosotros, pero sí avergonzados por los demás.
Pero sobre todo nos sentimos tristes. Si queremos demostrar nuestro orgullo de negarnos al barbarismo, no por eso nos sentimos satisfechos. Los animales están siendo masacrados por billones. Pasan por mudos, sus gritos no cuentan. Seremos su voz hasta que cese la masacre.
¡ Somos animales solidarios con todos los animales !
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