Publicado: 09/08/2012 - Actualizado: 19/11/2016
Autor: S.M. Aiquipa
Si eres de las personas que cuida minuciosamente su alimentación, chequeando que a su organismo no le falten los compuestos necesarios para su normal funcionamiento, esta guía de vitaminas liposolubles te puede ser de gran utilidad.
En general, debes saber que todas las vitaminas cumplen con una función específica en nuestro cuerpo y las debemos adquirir a través de una variada alimentación, pues lamentablemente- a excepción de la vitamina D- nuestro organismo no las produce.
Hablamos de variada alimentación porque no existe un alimento que contenga todas las vitaminas; por ello debemos combinarlas adecuadamente. Las vitaminas se dividen en dos grupos, las llamadas hidrosolubles y las liposolubles, que son las que veremos hoy en este artículo.
Las vitaminas liposolubles son la A, D, E y K, se consumen junto con alimentos que contienen grasa. Este tipo de vitaminas no son necesarias que las ingieras diariamente debido a que pueden almacenarse en la grasa del cuerpo y ser utilizados gradualmente.
Vitamina A
La vitamina A, también llamada retinol sólo la encontramos en los productos de procedencia animal, como el hígado, sin embargo si existe una deficiencia de esta vitamina, nuestro cuerpo puede obtenerla de las provitaminas A, presente en algunos vegetales.
La vitamina A es un gran agente antioxidante y regenerador celular. Su principal función es el mantenimiento de la piel, membranas mucosas, dientes y huesos. También participa en la elaboración de enzimas en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales.
Esta vitamina es principalmente recomendada a personas propensas a sufrir infecciones respiratorias como la gripe o amigdalitis, así como los relacionados a problemas oculares (mejora la visión) y resequedad de la piel, pues la hidrata.
El exceso de esta vitamina produce interferencia en el crecimiento, trastornos como alteraciones óseas, detenimiento de la menstruación y además, puede perjudicar los glóbulos rojos de la sangre.
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La vitamina A la podemos encontrar en alimentos como el hígado, aceite de pescado, yema de huevos y lácteos, la provitamina A en zanahorias, espinacas, brócoli, lechuga albaricoques, damasco, durazno, melones, aceite de soya, perejil, el tomate entre otros.
Vitamina D
La vitamina D provee de la energía necesaria al intestino para la absorción de nutrientes como el calcio y las proteínas.
Se resalta su valor para la formación y protección de los huesos y dientes contra los efectos del bajo consumo de calcio.
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La podemos adquirir a través de provitaminas de origen animal, sin embargo necesitamos de los rayos del sol para que éstas se activen y se transformen en Vitamina D.
Si no lo sabías, la carencia de vitamina D puede generar malformaciones óseas en los niños, caries dental y hasta raquitismo, una enfermedad que produce malformación de los huesos.
También hay estudios que indican que un déficit de Vitamina D puede contribuir a la aparición de cáncer de mama, colon y próstata
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Los alimentos con alto contenido de provitaminas, para la activación de Vitamina D son:
La leche Enriquecida, la yema de Huevo, la sardina, el atún, el queso, el hígado, germen de trigo y los cereales.
Vitamina E
También llamada tocoferol, la vitamina E es reconocida por ser un gran restaurador celular, antioxidante y restauradora de la fertilidad, esto último porque participa en la formación de las células sexuales masculinas y en la anti esterilización.
Participa en la formación de glóbulos rojos, músculos y otros tejidos.
La participación de la vitamina E como antioxidante es vital para la prevención de enfermedades donde existe una destrucción de células importantes. A su vez protege al pulmón contra la contaminación. También acelera la cicatrización de las quemaduras, ayuda a prevenir los abortos espontáneos y evita los calambres en las piernas.
Su deficiencia puede desencadenar una distrofia muscular, pérdida de la fertilidad y Anemia.
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Encontramos vitamina E en los aceites vegetales como el girasol, también en la palta (aguacate), en el germen de trigo, chocolates, legumbres, verduras, leche, girasol, frutas, maíz, soya e hígado.
Vitamina K
De la Vitamina K es ampliamente conocido su poder coagulador, antihemorrágico, pues forma parte de una proteína, llamada protombina que participa en la coagulación de la sangre, en otras reacciones en el metabolismo, actúa como coenzima, y también forma parte de una proteína muy importante llamada protombina que es la proteína que participa en la coagulación de la sangre.
Por ello, su deficiencia produce alteraciones en la coagulación de la sangre y hemorragias difíciles de detener.
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La vitamina K está en las legumbre, hígado de pescado, aceite de soya, yema de huevo, en el cerdo y en la mayoría de verduras.
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