Publicado: 30/03/2006 - Actualizado: 14/08/2019
Autor: Miriam Reyes
Comer y ayunar van juntos como el sueño y la vigilia, al respiar y el expirar, son dos caras de una misma moneda. El ritmo natural de nuestra vida contiene ambos polos, vivimos en un continuo cambio entre los periodos de ayuno, sólo el ritmo varía, no la cosa en sí misma. Con el progreso de la civilización, esta verdad casi ha caido en el olvido, los períodos de ayuno son cada vez más cortos y la comida se ha convertido en algo tan natural y abundante, que uno se podría pasar la vida comiendo, si bien con ello no hemos conseguido ni estar sanos ni más felices.
[…] En la medicina el ayuno ha pasado por numerosas vicisitudes, siempre ligadas al pensamiento oficial de cada época, siempre a caballo entre la aceptación y el rechazo. En estos momentos recobra de nuevo gran actualidad, subrayando, eso si, el aspecto físico. […] La razón del auge del ayuno es obvia: el hombre occidental se ha inclinado ya tanto hacia el polo materialista que ha empezado a temer, con razón, por su bienestar físico.
El sobrepeso no deja, al fin y al cabo, de ser una enfermedad generalizada hoy día, y la adicción a la grasa es, como su nombre indica, una adicción. Pero toda enfermedad encierra dentro de sí un desafio, una posibilidad de curación, de aumentar la salud, en definitiva, una oportunidad. Eliminando síntomas, es tan improbable superar la adicción a las grasas como curar cualquier otra enfermedad. Esto lo demuestran, en el caso de las adicciones, el elevado número de recaídas, y en los casos restantes el desplazamiento de los síntomas que llevan el peregrinaje de un especialista a otro. Con el progreso de la medicina sintomática puede que la humanidad esté más tranquila, pero obviamente no más sana.
[…] Entender el sentido de la enfermedad presupone que, primero, la aceptemos como tal, asumamos la responsabilidad, nos hagamos a nosotros mismos la desagradable pregunta de por qué me pasa precisamente a mí, precisamente esto y precisamente ahora y disputemos con el destino a ver quientiene la culpa.
[…]Indignarse pensando que otros comen más y a pesar de ello no engordan, nos aleja de la sanación y nos conduce la amargura y a la lucha con lo que hemos de aprender, que no debe compararse ni confundirse con la lección que debe aprender el otro. Es importante comprender que cada uno tiene y le toca vivir lo que se merece. Cada cual debe estudiar su problema concreto y no es casualidad que nos parezca más dificil, de otro modo ya lo habríamos resuelto y habría dejado de ser nuestro problema. No es que quiera restar importancia a toda una serie de explicaciones aparentemente válidas. Está claro que las glándulas juegan un papel, también el aspecto hereditario, la constitución, las cargas psicológicas, etc. Todas estas explicaciones tienen su importancia y ofrecen también posibilidades para la aplicación de terapias. El riesgo de que se conviertan en disculpa para no reconciliarse con el propio problema, sesenfocando la mirada hacia "la verdadera causa". "Aparentemente" no debe interpretarse de forma negativa orestarle importancia, más bien pretende situarlas en su lugar dentro de la larga cadena que va desde la "causa última" hasta el síntoma actual.
Extraido del libro "El ayuno consciente"
Autor: Rüdiger Dahkle
Editorial: Ediciones Obelisco.
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