Cambiar: Un puente entre lo conocido y lo desconocido

Publicado: 11/02/2007 - Actualizado: 20/08/2016

Todos los días, aunque sea un poquito, aunque ni lo notemos, cambiamos. No es ninguna novedad saber que el cambio ocurre en toda la naturaleza, desde las ágiles nubes hasta las piedras se modifican a cada instante. Desde nuestro cuerpo hasta nuestros pensamientos lo hacen. El cambio ocurre por esa interrelación que existe en toda la vida. La vida se toca entre si, y si el árbol nos toca con su color y el aire con su frescura y olor, nosotros tocamos con palabras, con miradas, con el pensamiento y las manos, y cuando tocamos por lo general, somos tocados también. Cada cosa que nos toca, por más minúscula que sea, nos afecta, y esa afección provoca reacciones dentro de nosotros que pasan a nuestro cerebro, en donde los pensamientos se retroalimentan y nuestra forma de percibir y actuar se transforma a partir de nuestras experiencias. Pareciera que esto es tan natural que hasta podría decirse que ni siquiera uno tendría que pensar ni valorar un cambio, sino que con el simple sentir y el dejarse fluir uno tendría que cambiar sin ningún conflicto. Sin embargo, parece que muchas veces los cambios nos cuestan, y parece que son difíciles sobre todo cuando el miedo se interpone.

El miedo es, resumiendo, una falta de confianza. Con el miedo no me estoy refiriendo a la precaución que hay que tomar para cruzar una calle o cuidar a un niño de dos años, me refiero a esa sensación de tener en la cabeza o en el sentir la sensación de que “algo terrible podría ocurrir sí…”

Hablar del miedo es, entre otras cosas, hablar de lo desconocido. Lo desconocido es algo que impone, impone porque no se conoce y, al no tener conocimiento de algo, uno se siente que puede ser rebasado por determinada circunstancia, que va a estar fuera de su control. Uno tiene miedo cuando ignora algo, pero este desconocimiento no es precisamente de algo que esté allá afuera, sino que es un aspecto de uno mismo.

Alguien dijo sabiamente “conócete a ti mismo”, porque bien sabía que este sin duda era el oro interior a partir del cual la vida puede brillar y valer de una forma insospechada. Conocerse a uno mismo implica, sobre todo, aprender a confiar en uno mismo, a dejarse llevar partiendo desde la afirmación “la vida es una aventura para que yo me enriquezca y me engrandezca”.

La confianza se crea, principalmente, a partir del lugar desde donde se observa la vida. Si vemos la vida como una aventura para adquirir conocimiento de lo que Soy, si es un lugar para despertar las cualidades y fuerzas adormecidas, para ampliar los criterios y hacer más flexible y noble al pensamiento, entonces cualquier cosa de la vida, por más contradictoria y opuesta que se vea, será un desafío para hondar más en lo que Soy, para reflexionar un poco más este día, para adquirir nuevas experiencias y, con esto, conocimiento. Cierto es que, en el momento que no dejo que la vida fluya de esta manera en mi, detengo un proceso natural de cambio, de crecimiento y maduración. Cuando uno se resiste ante la experiencia que es necesaria vivir para el crecimiento, el cuerpo y toda la naturaleza, con su gran fuerza y sabiduría, “empujan”, por decirlo así, más fuerte, por lo cual, las cosas puede parecer que empeoran o se hacen más difíciles y confusas.

Cuando existe una situación demasiado difícil, la cual nos provoca mucha ansiedad, temor, tristeza y desesperación, esta nos quiere decir, en lo más hondo de su mensaje, que hay algo que no hemos valorado, visto, considerado. Quizás hay algo que no queremos ver por miedo a perder, a soltar, a dejar ir. Esa sensación de vacío, de sentir un gran dolor en el pecho, es sólo una forma que ese Yo interior, sabio y amoroso, nos dice “necesitas darte a ti mismo, aquello que más temes perder”. Y cierto es. El aprender a respetarnos y amarnos, es, a final de cuentas, lo que esas emociones de carencia, miedo y vacío nos quieren explicar de alguna forma, “no lo has desarrollado en ti, aprende a hacerte feliz, aprende tu mismo a divertirte, a darte tiempo, a animarte, a quitarte de la cabeza esos pensamientos terribles y a dejarlos pasar sin que te afecten por la cabeza, porque has de saber que nada terrible puede ocurrir. Confía en la vida y en tus posibilidades. No le prestes tu atención a lo que no quieres, y si aparece en tu cabeza neciamente confróntalo, velo, y dile Esta bien, ya te ví, pero tu no tienes poder sobre mi. Yo soy quien crea mis experiencias y quien elige mis pensamientos. Y luego gira tu  atención y tu voluntad hacía aquello que es valioso para ti”.

Cierto que no podríamos dejar de hablar del miedo sin hablar de la muerte. Ciertamente no podremos ampliar y darle más frescura a nuestra vida si por un momento no contemplamos el significado de la muerte.

Preguntas como ¿en que forma estás viviendo la vida? ¿te sientes realmente satisfecho? Son preguntas que pueden ser bastante reveladoras. Sin embargo, de nada nos serviría contestarlas si no estamos dispuestos a romper con aquello que ya no nos satisface o “mueve” internamente. Soltar, dejar ir, son aspectos que representan el puente a caminar para que el cambio fluya. Y para cruzar este puente entre lo “viejo por conocido” y “extraordinario por conocer” hay que encontrar antes ese punto de tranquilidad dentro de nosotros mismos que ha de tener que ir siendo elaborado a cada paso que demos.

¿Cómo? Escuchando lo que nos dice la vida. Y por lo general, a cada instante, la vida nos sopla un exquisito mensaje: “Sé creativo. Se fuerte” Y si esto aún resulta complicado, podremos escuchar un poco más profundo y veremos que nos dice “Inventa tu vida de todas las formas que pueda ser. Si tienes un hondo anhelo, sin duda tienes las posibilidades.” Pero si esto aún se nos hace complicado, entonces hay que hondar más para escuchar cosas cada vez más sencillas como “Ama y haz lo que quieras”, en dónde yo modificaría un poco la frase y le pondría “Ámate y haz lo que quieras”. El cambio está ya tocando la puerta cuando hay infelicidad, molestia, enfermedad o carencia: Ámate; date tiempo y comprensión, permítete sentir, date a ti mismo lo que más anhelas que te den los demás. Y entonces no solamente comenzarás a atraer a tu vida aquello que ya has desarrollado en ti, sino que podrás darlo desde lo más profundo de ti, y podrás compartirlo y moverte más suavemente por tu aventura.
  
Ya sea que deseemos cambiar de dieta, de actitud, cambiar algún hábito. Es cierto que hasta es muy lindo “cambiar” por alguien. Pero cierto es que el cambio puede costarnos mucho si no lo hacemos partiendo del amor a uno mismo, ya que si lo hacemos por vanidad, por complacer, por quedar bien o gustar a alguien más, entonces la cosa tendrá siempre sus confusiones y sus muchas angustias, porque nuestra actitud no proviene desde nuestra entera y profunda convicción, sino que nuestro movimiento es un contradictorio al estar esperando esa “recompensa” externa a lo que hacemos, cuando es mucho más fresco y auto afirmativo partir de nuestros propios valores y convicciones y animarnos a partir de la afirmación “prefiero que me ame una persona por lo que soy, a que me amen mil por lo que no soy”

Movernos y fluir por ese puente llamado Cambio puede resultar una grata aventura para curiosear en lo que somos si dejamos de exigirnos, de apresurarnos, de ir despacio por aquello que nos impone, y saborear las preguntas de ¿Cómo te sientes? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué quieres hacerlo? ¿Qué puedes perder?

Y hay una cosa que no podría dejar pasar para cambiar a otra cosa: “Crea un hábito y cosecharás una actitud. Crea un actitud y cosecharás un carácter. Crea un carácter y cosecharás un destino”.

Acerca del autor
  • K. Laura Garcés G

    Escritora, terapeuta y conferenciante. Es una amante de la medicina natural y del poder de la mente y las emociones en el cuerpo y la vida.  Además, ha estudiado nutrición y desarrollado dietas apropiadas para apoyar este proceso de curación.Ha escrito más de 1500 artículos en revistas de España y México, ganadora de dos concursos literarios. Linkedin

     

2 Responder a “Cambiar: Un puente entre lo conocido y lo desconocido”
  • leonor dice:

    me gusta mucho esta pagina, me sirve de gran ayuda.

  • marisa dice:

    Yo a la hora que lei el artículo me di cuenta que he cambiado a lo largo de mi vida, creo que muchas cosas han sido positivas otras no tanto, pero me gusto refrexionar para saber como soy ahora. Este artículo es muy interesante.