Ejercítate, dile No a las excusas
¿Estás demasiado ocupado para hacer ejercicio? O tal vez te parece muy aburrido o difícil. Es así como la mayoría de las personas optan por una vida más sedentaria, incluso cuando la recomendación es que realicemos al menos media hora de ejercicio tres o cuatro días de la semana, como mínimo. ¿Cuál es tu excusa?
Odio hacer ejercicio
Disfrutar de ejercicio puede parecer imposible, pero se puede hacer. Casi todos los ejercicios nos parecen duros al principio, pero, con un poco de práctica y constancia, tu cuerpo se hace más fuerte, e incluso se empieza a disfrutar. Elije algo que se adapte a tu personalidad y estilo de vida, tales como:
Gimnasio: Si te gusta el ejercicio social, la mayoría de los gimnasios ofrecen una gran variedad de actividades.
Juegos: Así como los videojuegos pueden ser un motivo para llevar una vida sedentaria, es verdad que hoy en día, hay videojuegos, que son ideales para divertirse mientras haces ejercicio.
Videos de ejercicios: Te puedes ejercitar con videos en tu propia sala de estar. Solo es necesario que cuentes con alguna rutina de zumba, aerobics, pilates o del ejercicio de tu preferencia en un video profesional.
Ejercicio en casa: Si tu intensión es hacer pesas, puedas usar botellas o recipientes de leche llenos con arena. La limpieza también se puede aprovechar, tareas como barrer hojas, limpiar la nieve, entre otras, pueden ayudarnos a quemar calorías.
Abandonas el ejercicio con facilidad
La gente suele dejar de hacer el ejercicio por varias razones:
- Si llevas a cabo un ejercicio muy intenso, en poco tiempo. Tu cuerpo lo resiente, y viene el agotamiento y el cansancio.
- Por confusión, cuando no sabes si tu rutina es correcta, o no sabes que ejercicio elegir y se adapte a tus necesidades.
- Por aburrimiento, si tu ejercicio se basa en la caminadora o en una bicicleta fija que al final, no te lleva a ningún lado, terminarás por aburrirte, y seguramente, lo abandonarás, tarde o temprano.
- Porque duele, el dolor es normal cuando eres un principiante, pero aun así tu ejercicio no debe dejarte agotado, si al día siguiente no puedes caminar, es quizás que estás siendo muy exigente contigo.
Tu presupuesto no se ajusta
Es verdad, que mantener la mensualidad o anualidad de un gimnasio, puede volverse un gasto que afecte a nuestra economía, no obstante hay opciones de ejercicio que son completamente gratis.
Caminar o correr: Todo lo que necesitas es un buen par de zapatos, se trata de un entrenamiento sencillo y accesible.
Comprar equipo multiuso: Los equipos de pesas, a menudo son más económicas y pueden emplearse para el cuerpo entero. También puedes comprar una bicicleta fija o común, está última puede servirte además como medio de transporte.
Entrenamiento en casa: los videos como mencionaba anteriormente son útiles, para realizar una rutina diaria.
Encuentra recursos libres: El Internet es una gran fuente de rutinas libres para los entrenamientos y programas de pérdida de peso, si tu problema es la adquisición de videos profesionales o equipo, puedes recurrir a videos ilustrativos de internet.
No ves ningún cambio en tu cuerpo
Nada puede desanimarnos más como esforzarnos sin ver resultados, No obstante, tenemos que ser consientes de que el ejercicio requiere de tiempo, podría tomar hasta 12 semanas antes de empezar a notar grandes cambios, así que no olvides esto, antes de tirar la toalla.
Estas ocupada
No tienes que descuidar a tu trabajo, o tu familia, para realizar una actividad física. Salir a pasear con tus hijos, inscribirte a un gimnasio que cuente con una guardería, o seguir rutinas en videos mientras llega la hora de la cena, puede ser la opción que se ajuste a ti. Si tus hijos tienen suficiente edad, puedes aprovechar para inculcarles esta cultura, y que participen en tu rutina de ejercicio, es realmente una buena idea para convivir. Busca actividades que los niños disfrutarán.
No intentes un cambio radical
Cuando nos ponemos como meta, realizar actividad física, muchas veces nos planteamos ir diariamente al gimnasio, o seguir rutinas exhaustivas. No obstante, lo más recomendable, es empezar ligero, y poco a poco, ir aumentando la intensidad y constancia de nuestro ejercicio. Luego de un tiempo tu cuerpo te lo pedirá y se volverá un hábito.