El cristal de las creencias
Si tu vida no funciona, puede que tu mapa mental, emocional y corporal esté limitando tu mundo.
Las creencias son aquellas cosas que creemos sobre nosotros, sobre los demás y sobre la vida. Si son limitantes colocan restricciones en nuestro potencial y, por extensión, en los resultados que obtengamos. Las creencias se traducen en pensamientos que suelen estar potenciados con emociones y se manifiestan a través de lo corporal.
Todas las personas extraemos conclusiones de las cosas que nos suceden en la vida y absorbemos emocionalmente esos desenlaces, empapando de esa sensación a toda situación que se parece a la pasada. Nuestra mente genera una historia alrededor de ese acontecimiento, amplificando lo negativo y distorsionando la trama hacia su lado más dramático. Esto cala muy hondo y pronto se convierte en el programa mental que dirige y guía nuestras acciones y condiciona los resultados.
Una creencia es un mapa mental que actúa como base para el proceso de toma de decisiones. Con ellas decretamos nuestro futuro. Cuanto más pequeño, empobrecido, herido, limitado o distorsionado sea o esté nuestro mapa del mundo, más desfigurado, complicado y doloroso será el territorio en el que nos podremos desenvolver. En contraposición, un mapa amplio, enriquecido, saludable, sano, lleno de plenitud y de vida nos permite una mayor adaptación al medio, disponer de una alta capacidad de flexibilidad y de un entendimiento más elevado del mundo interior y exterior.
Una creencia es un sentimiento de certeza sobre el significado de ciertas cosas y esta afirmación se convierte en el cristal de la verdad a través del cual vemos la vida. Todas las personas poseemos un sistema de creencias, pero apenas reparamos en averiguar de dónde proviene. ¿Cuáles son las fuentes de las que emanan las creencias?
La cultura en la que nacemos nos transfiere creencias, la familia y el entorno en el que nos educamos actúan como canal de transmisión de creencias, así como las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida y las reacciones que tenemos ante esas experiencias. Estos pilares sostienen nuestras creencias.
Las creencias afectan a las percepciones que tenemos de todo lo que está a nuestro alrededor y de nosotros mismos. ¿Vivimos la realidad o una producción mental de la misma? Lo que vivimos y experimentamos depende de la representación de nuestro propio mapa mental, mediante el cual le otorgamos un significado al mundo.
Las creencias tienen un enorme poder en nuestros comportamientos. Como decía Henry Ford, tanto si crees que puedes, como si no, estás en lo cierto. Poseemos creencias que nos impulsan y otras que nos limitan. Lo importante es identificarlas y saber que influyen en la forma en la que nos relacionamos con el mundo, lo que tiene impacto en nuestra felicidad y éxito.
La creencia se instala dentro de nosotros de forma sólida, actuando como el cemento que fija los ladrillos de nuestra vida. Tanto es así que solemos eliminar u obviar todo aquello que no cuadra con nuestras creencias.
¿Qué podemos hacer?
Las creencias se pueden cambiar. Podemos transformar esas ideas enraizadas tan negativas, limitantes y de presión por otras más positivas, expansivas, beneficiosas, productivas y ventajosas. El obstáculo puede estar en nuestra falta de compromiso para enfrentarnos a ellas, traerlas a la parte consciente y hacernos cargo de ellas. Parece que siempre hay una excusa para postergar esta tarea tan esencial. Si creemos que no somos capaces de cambiar, la realidad será exactamente esa: no seremos capaces de cambiar.
1.- Identifica tus creencias limitantes
Tenemos que hacernos conscientes de estas creencias, localizarlas y determinar hasta qué punto hemos estado viviendo nuestra vida como un androide. Y es que muchas personas van por la vida como autómatas sin pararse a pensar qué es lo que está saboteando sus aspiraciones. Reflexiona acerca de las creencias que han detenido tu evolución en las diferentes facetas de tu vida y plásmalas en un papel.
2.- Desafía a tus creencias
Durante mucho tiempo hemos aceptado y validado ideas que han restringido nuestro potencial y encerrado nuestra fuerza creadora en un cofre invisible. Este paso es muy revelador porque nos permite darnos cuenta de la cantidad de creencias erróneas que han tomado el mando de nuestra existencia.
3.- Cambia tus creencias limitantes
Vuelve a la lista que has elaborado con las creencias que no sirven a tus metas, inquietudes, sueños y aspiraciones y piensa qué te han costado en términos emocionales. Escribe las nuevas creencias y siente la emoción de tenerlas ya integradas. Lee esta lista unas cinco veces al día y crea en tu mente una visión de tu nueva vida. Imagina claramente en la pantalla de tu mente cómo se abre tu vida con el nuevo sistema de creencias. Éste primer paso es el precedente de la vida que te espera, si trabajas con tesón en este objetivo.
Abre los ojos a tu alrededor y fíjate en los ejemplos y situaciones que soporten y apoyen tus nuevas creencias. En menos tiempo del que te imaginas ganarás confianza y seguridad y verás cómo no te cuesta realizar las acciones que te acerquen a tu modelo de vida.
Debemos ir hacia una nueva forma de entender el ser humano, basada en la relación consigo mismo y con los demás, debemos trabajar en la reeducación de las emociones y de los instintos, en la integración de lo que pensamos, sentimos y hacemos para evitar que pensemos una cosa, sintamos otra y hagamos la contraria. Tenemos que sacar de nuestra vida esas creencias que merman nuestra confianza y echan por tierra nuestra seguridad, impidiendo que nuestra existencia se expanda. Siente la vida intensamente, lleva la conciencia a lo corporal, lee el mensaje que éste tiene para ti, y consigue estar en el aquí y en el ahora.
Helena López-Casares y Javier de la Sen, directores de la Escuela Superior de Inteligencia Corporal