Enojos: ¿cómo evitar que se salgan de control?
Cuando algo nos molesta, existe una probabilidad de que la ira nos invada, a veces esto puede ser necesario, pero otras veces, es excesivo e injustificado. Cuando somos atacados, desvalorizados, o maltratados, es usual experimentar el enojo, pero cada uno de nosotros tenemos una sensibilidad diferente y es muy posible que también nuestras reacciones serán distintas.
Existen muchos tipos de enojo como antes mencionaba cada uno de nosotros es distinto, sin embargo podemos describir algunos de los más comunes.
El que se reserva hasta explotar
Cierto tipo de personas suelen no demostrar enojo a pesar de que se les molesta, aflige o cuando algo no les parece justo, sin embargo, aunque experimenten enojo, no lo manifiestan por temor a incomodar o que se les haga a un lado. No obstante, el enojo se acumula, hasta que en un punto, explota. Generalmente esto sucede por una cosa insignificante, por lo que suelen ser tomados como una reacción exagerada.
¿Qué hacer? hay que aprender a comunicar nuestra molestia y no dejar que se acumule, es muy probable que no deseemos incomodar o molestar, o que algo que nos molesta nos parece insignificante, sin embargo, es mejor hablar y tratar de comunicar lo que nos afecta y así evitaremos que la ira se acumule.
El que explota y a los pocos minutos lo supera
Se trata de la persona que se enoja ante la más mínima provocación, como si se tratara de una situación muy fuerte, y enseguida se le pasa. La persona que se enfrenta a éste tipo de enojo, suele terminar molesta, mientras que el enojado a los pocos minutos se le ve relajado.
¿Qué hacer? Si te identificas con éste tipo de personas, debes concientizarte de que dichas reacciones afectan a los demás, y a las relaciones que tenemos con el resto, lo cual puede hacernos perder amigos, oportunidades de trabajo y más, aprende a identificar y no dejar que el enojo sea una forma de liberarte de las tensiones.
Enojo prolongado
En éstos casos, se trata de enojos que continúan por un largo tiempo, y se está a la espera de cualquier oportunidad para recordarlo y sacar a relucir aquello que generó el enojo.
¿Qué hacer? Se recomienda reflexionar, no podemos volver al pasado y cambiar aquello que nos hizo enojar, por lo tanto, no tiene sentido continuar molestos al respecto, debemos dejarlo atrás, y abrirnos a nuevos sentimientos.
Los que no se expresan
Son aquellas personas que fingen no darle importancia a los eventos que podrían hacer enfurecer a cualquiera, frases como “no es para tanto” o “no sirvo para reclamar” son características de ellos. Sin embargo, el enojo acumulado, y la frustración pueden desencadenar la presencia de enfermedades psicosomáticas, como úlceras, asma, excesos en la alimentación, entre otras.
¿Qué hacer? En la mayoría de estos casos, es necesaria una terapia, para hacer cambios en la conducta de la persona.
Enojos violentos
Se trata de enojos que tienen que ver con una personalidad agresiva del que se enoja, con el daño, amenaza o maltrato. Generalmente quien se enoja, suele justificarse diciendo “fue tu culpa que yo reaccionara así”, dejándole la responsabilidad a quien le provocó, sin embargo, los hechos son siempre responsabilidad de quien los hace.
Las personas que reaccionan violentamente suelen infundir temor en quienes le rodean, y tienden a evitarlo y tratar de no provocar su ira.
¿Qué hacer? Se debe recurrir a un profesional, pues éste tipo de reacciones son muy difíciles de superar por uno mismo. Afecta tanto a las víctimas del enojo, como a la persona que tiende a reaccionar con violencia, cualquier situación o persona, puede desatar la ira, y es poco saludable estar sometidos a esta clase de tensiones. El problema está en la persona y no en el resto.