Infidelidad y Engaño
Uno de los dolores emocionales más fuertes para muchas personas es cuando descubren que su pareja es infiel o los engaña con alguien más. La infidelidad puede ser motivo de dolor, desesperación, celos, angustia y un enojo profundo y muchas veces descontrolado e incluso violento. Sea como sea la intensidad en la forma en como reaccionamos a la infidelidad, por lo general todos sentimos “algo” cuando alguien nos engaña o traiciona. Por más que queramos ser comprensivos, a veces parece que el dolor esta ahí y no se va, y es motivo para sentirnos enfadados o deprimidos durante el día.
El dolor de la infidelidad
Cuando sentimos dolor emocional agudo y no podemos controlarlo, por lo general se suele hacer una serie de cosas para evadirlo o disfrazarlo con fiestas, alcohol, distracciones, otra pareja, drogas, sexo descontrolado, etc. Quizá logremos menguar un poco el dolor con todo esto. Sin embargo, apenas pasa el efecto placentero o de distracción y volvemos a sentirnos igual o peor.
Evadir o disfrazar, sabemos, no es la solución, es tapar el dedo con el sol. El dolor emocional tiene cura, el punto clave esta en comprender porque sentimos la desesperación o angustia por no poder controlar o hacer que alguien nos valore o prefiera o no sea fieles. Para que algo pase, debemos de dejarlo pasar primero por nosotros, y darle comprensión y entendimiento.
¿Por qué sentimos este tipo de dolor?
Sentirse vacío, incomprendido, enfadado y/o desvalorado o “hecho a un lado” por la pareja puede deberse a muchas causas. Es necesario analizarlas y notar de donde proviene para sanar el corazón.
El dolor emocional de la infidelidad se debe principalmente:
- A personas con mucha inseguridad, las cuales suelen depender afectivamente de los demás en formas más fuertes que otras. Entre más inseguros somos, más dependientes nos volvemos de los demás, y aunque nos aislemos o tratemos de no relacionarnos afectivamente con nadie para que o nos lastimen, si duda somos muy vulnerables a sus conductas y expresiones de amor.
- A personas con baja autoestima las cuales suelen sentirse muy agredidas cuando alguien los engaña, porque de alguna forma este engaño les destapa la baja autovaloración por ellas mismas. La autoestima y la seguridad son conceptos muy relacionados, una persona insegura por lo general tiene baja autoestima.
- A personas que suelen involucrarse demasiado en la idea de que el otro “nos pertenece”, y que nuestra felicidad depende de la pareja.
La inseguridad y la baja autoestima
Estas son dos aspectos del ser humano que propician las situaciones más graves de dependencia afectiva y, por ende, de dolor emocional en las relaciones. La inseguridad y la baja autoestima son patrones que nos vienen desde la infancia: desde la forma en como nos hablaron de pequeños, cómo nos trataron, como percibimos el amor de los padres y sus actitudes. Todo esto que de alguna forma aprendimos de pequeños, tiene que ver con el dolor emocional que nos causa la traición o infidelidad.
Frustración en la infancia
Las demandas afectivas pueden variar entre un niño y otro. Sin embargo, todos los niños buscan de pequeños un amor ideal con sus padres. Desde pequeños, ellos comprenden que cualquier cosa que les robe el cariño, atención y amor de sus padres es una especie de rival, alguien contra el cual deben de competir. De alguna forma y a su manera, cada niño busca ganarse a su padre y su madre. Si no lo logra, entonces viene una frustración, un sentimiento de impotencia, el cual empieza a generar inseguridad y una sensación de que “algo anda mal en mi” (por lo que mi padre no me quiere o atiende). Sentir que hay algo “mal en mi” suele interpretarse también como que “no tengo “lo suficiente” (ya sea belleza, inteligencia, carisma, etc.)” para recibir el amor que necesito. Estos mensajes se van reafirmando más tarde conforme crecemos, mediante el trato de los familiares, maestros y amigos.
Esta inseguridad o falta de valoración también se ve fomentada cuando el niño fue desatendido, sobreprotegido o vivió en familias disfuncionales, donde no se le enseñó al pequeño valores ni principios.
Madurez emocional
Cuando crecemos, solemos buscar el amor frustrado de niños, aquel que no logramos conseguir de las personas adultas que amamos. La pareja es el medio ideal para reconciliarnos con ese niño lastimado. Cuando alguien nos traiciona o engaña, nuestra emoción sólo es la punta del iceberg a la frustración que experimentamos de pequeños. Por eso, muchas veces buscamos relaciones difíciles, es nuestra forma de convencernos de que podemos ser suficientemente buenos como para que alguien nos quiera, acepte y no nos engañe jamás.
La dependencia afectiva es hasta cierto punto comprensible cuando somos niños. Sin embargo, nuestra abor conforme crecemos es madurar precisamente esas demandas afectivas que tuvimos de pequeños, es decir, aprender a sentirnos cada vez más plenos y menos dependientes, más libres y seguros de nosotros, para poder empezara compartir más plenitud, y demandar menos cariño. El problema es que muchas veces creemos que esa felicidad y plenitud la tienen los demás, y dependemos de cómo los demás nos tratan y de lo que hacen para sentirnos ya sea plenos o infelices.
Cuando alguien nos engaña y nos sentimos ofendidos o agredidos, tan solo estamos repitiendo un patrón emocional de la infancia. La cura consiste en comprender que el otro es tan libre como podemos serlo nosotros, que nadie en realidad nos pertenece, que el amor es un compartir, pero si hay demanda afectiva, entonces se convierte en una cárcel.
Creer que el otro no spertenece es engañarnos nosotros mismos
Cada quien es libre de decidir donde y con quien estar, los chantajes y la manipulación para que alguien este a nuestro lado pueden servir, pero no nos harán sino sentirnos más inseguros cada vez. Si alguien te es infiel y te duele, déjalo libre. Y haz un esfuerzo por enfocar tu atención en las cosas que te gusten, crece y aprende a quererte, no te dejes a un lado ni te voltees la cara, que alguien ya no desee estar contigo y se vaya con alguien más no significa que no vales o eres importante. Quiérete y haz de tu vida lo que quieres que sea, cuesta al principio, pero verás que si insistes tu dolor puede convertirse pronto en tu mejor arma para engrandecer tu vida.
Una relación de pareja estable debe contemplar autonomia y cierta independencia por ambas partes, esto se puede lograr poco a poco, conforme uno va creciendo y madurando.