Cuidar el pelo a diario
Al levantarse y al acostarse hay que pensar en cepillar cuidadosamente el pelo, mecha a mecha. El cepillado airea la melena y el cuero cabelludo, que, como la piel, necesita oxigenarse.
Antes de cada lavado, vuelve a cepillar el pelo (¡si, otra vez!) para desenredar, airear y permitir que el agua y el champú se repartan por igual en el conjunto del cabello.
Echa un poco de champú en la palma de la mano y frótate las manos para repartirlo bien, después aplícalo en la nuca, en las sienes, y en la parte de arriba de la cabeza, y después masajea la cabeza con el champú.
La espuma debe ser uniforme sobre toda la cabeza. Antes de aclarar, vete echando pequeñas cantidades de agua en la melena y continua masajeando. Después puedes proceder al aclarado, y no es fundamental que sea con agua fría (sobre todo evítala si tienes el pelo graso porque agrede el cuero cabelludo).
La última etapa es el secado. Utiliza siempre un secador de fuerte potencia, con un aire caliente suave, para crear movimiento y alterna con aire frío para fijar el peinado.
El cepillo más adecuado es el compuesto por pelo de jabalí, y si quieres rizos bien dibujados, el mango deberá ser de metal, para un efecto térmico , que dará tonicidad a los rizos
De vez en cuando conviene que laves el cepillo con agua y jabón, y después de aclararlo bien, lo dejas secar. ¡Sera mucho más eficaz!
Después de haber seleccionado el cuidado más apropiado, es importante utilizarlo de forma regular. Tras el champú, aplica un bálsamo o un acondicionador, y de una a dos veces por semana, aplica una mascarilla y deja actuar de 5 a 10 minutos. ¡Si se hace sólo cada 15 días o de vez en cuando no tendrá prácticamente ninguna eficacia