II Symposium Internacional de Alimentos Funcionales

Publicado: 05/06/2006 - Actualizado: 14/08/2019

La viceconsejera de Calidad Asistencial, Salud Pública y Consumo, Belén Prado, inauguró el  II Symposium Internacional de Alimentos Funcionales, organizado por la Dirección General de Salud Pública y Alimentación, y que reúne a más de 300 expertos en la materia para abordar la situación actual de estos productos “saludables”, su etiquetado y representación en la publicidad.

La industria alimentaria ha introducido en el mercado nuevos productos alimenticios, en respuesta al interés creciente del consumidor por su salud, para los que emplea un terminología muchas veces desconocida. Este Symposium sirve para despejar muchas dudas sobre la funcionalidad, la justificación de su consumo y las repercusiones en la salud, según precisó Prado.

Los alimentos funcionales

Son aquellos que, además de su valor nutricional básico por su composición, pueden afectar de forma beneficiosa al organismo, de modo que mejoran el estado de salud, o bien reducen el riesgo de ciertas enfermedades. Belén Prado avanzó que la Consejería de Sanidad y Consumo tiene previsto llevar a cabo un estudio que determine la utilidad y composición de los alimentos funcionales con objeto de que el ciudadano pueda adquirir estos productos con conocimiento de sus características reales y sus posibles beneficios en su salud.

La Subdirección de Alimentación llevará a cabo análisis sobre distintos productos funcionales y con el apoyo de todas las sociedades científicas del sector para poner a disposición del consumidor final la información sobre la composición de los productos, qué efecto ejercen sobre la salud, y las cantidades, en todo caso, que son recomendables según se destine a toda la población o a grupos específicos.

Alimentación variada y dieta “correctora”

La viceconsejera explicó que el consumo de productos con un posible efecto beneficioso para la salud constituye una preocupación para la Salud Pública, al poder ser considerados, en algunas ocasiones, como sustitutivos de una dieta sana, y de una alimentación variada, que es siempre lo aconsejable. Sin embargo, los alimentos funcionales bien utilizados constituyen una ventaja para las personas que lleven hábitos alimentarios incorrectos o bien sean alérgicas a algunos de ellos, ya que gracias a estos productos ingieren todos los nutrientes que necesitan.

A la espera de normativa

Los alimentos funcionales no disponen de una normativa específica que regule sus características, y les son de aplicación la normativa general comunitaria sobre alimentos y etiquetado. En estos momentos, se está a la espera de que la Unión Europea apruebe reglamentos que regulen las declaraciones de las cualidades saludables en el etiquetado y publicidad y la adición de vitaminas u otras sustancias en los alimentos.

“Debemos disponer de un marco regulador, en el que se establezcan las condiciones sobre las atribuciones saludables de los productos que se pongan en el mercado, sobre las investigaciones científicas necesarias para determinar la veracidad o no de las propiedades publicitadas y de un marco legal exigente en cuanto a etiquetado que no induzca a error”, indicó Prado.

Aceite de oliva, bífidus y omega 3

Existen fundamentalmente tres tipos de alimentos que cuentan con carácter funcional, es decir ofrecen beneficios para la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades. En un primer apartado, se encuentran alimentos tradicionales y presentes en nuestra dieta que por sus componentes son beneficiosos, como el aceite de oliva, las frutas o las verduras.

En un segundo apartado se encuentra el alimento al que se le ha quitado un componente mediante medios tecnológicos (como son los alimentos sin sal o de bajo contenido en azúcar), y por último al que se le ha añadido un componente, que son los nuevos y más comercializados. En este apartado, se encuentran los yogures prebióticos y probióticos que cuentan con componentes que mejoran el funcionamiento intestinal; las margarinas con componentes vegetales que reducen los niveles del colesterol LDL (el malo), o las leches enriquecidas con omega 3, ácido graso presente en el pescado, y que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Los alimentos funcionales surgieron en Japón en los años 80, cuando las autoridades sanitarias se dieron cuenta de que para controlar los gastos sanitarios, generados por la mayor esperanza de vida de la población anciana, había que garantizar también una mejor calidad de vida. Se introdujo un nuevo concepto de alimentos, que se desarrollaron específicamente para mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades.

Acerca del autor
  • Dra. Loredana Lunadei

    La Dra. Loredana Lunadei es especialista en alimentación, dietética y nutrición. Realizó sus estudios en la Universidad de Milán donde obtuvo la licenciatura en Ciencia y Tecnología de alimentos. Posteriormente continuo sus estudios, realizando el doctorado también en dicha universidad. Linkedin.