Conformista o, Exigente… ¿Cuál es mejor?
El conformismo se define, como la capacidad de una persona de adaptarse a una situación fácilmente. La persona “conformista” hoy en día puede tacharse de cómoda, de mediocre, o ingenua, sin embargo, también se suele confundir a una persona feliz con una conformista, puesto que las personas exigentes, consideran que no hay forma de ser felices con poco.
¿Para qué queremos más dinero?
La persona que está conforme, se siente cómodo con lo que tiene, es consciente de que no puede alcanzar la perfección, y sabe disfrutar el momento, el conforme, no gasta, no invierte más de lo que tiene, puesto que para él, tener más no es una necesidad primordial.
La persona exigente o disconforme, sabe de marcas, de calidad, nunca está conforme, y siempre busca más y mejor.
En base a esto, las personas conformistas, no apoyan el consumismo, no están sujetos a que el sistema le imponga necesidades, sabe ser feliz con lo que tiene, y por lo tanto, suelen ser criticados por la sociedad.
Mientras que el exigente, generalmente es considerado una persona inteligente, sagaz, conocedora, nunca está conforme, así que suele ser el juez, los productos y servicios, por lo general, buscan su aprobación. Pero en realidad, es el resultado del sistema actual.
¿Conformista o feliz?
Es difícil encontrar la diferencia, puesto que el que nunca está conforme, tampoco nunca está feliz con lo que tiene, mientras que el conformista, disfruta y vive el momento, y no se preocupa por su futuro, sin embargo, ambos extremos pueden ser perjudiciales.
Hoy en día, hay personas que enfrentan con optimismo su realidad, aunque no sea la mejor de todas, y muchas veces esto puede confundirse con conformismo, pero no necesariamente lo es, una persona feliz, puede apreciar lo que tiene, y esto no tiene que impedirle desear más.
La enemiga “zona de confort”
Conformarse con nuestro sueldo, con nuestro estado de salud, con nuestra pareja, pueden ser enemigos cuando se trata de superarnos, es decir, es normal, que todos tengamos problemas alguna vez, pero no hacer nada para evitarlos o salir de ellos, puede ser muy peligroso.
Algunas personas consideran que la zona de confort, nos impide siquiera considerar otras posibilidades, muchas veces podemos considerar “esto es lo que me toco” o “¿para qué?”, si estamos cómodos ahora, lo cual se puede entender como mediocridad, mientras que para las personas que viven esa realidad puede ser su “podría ser peor” o “así estoy bien”.
Al alcanzar la zona de confort, es muy probable que nos estanquemos, que no busquemos otra realidad, y que nos conformemos.
Un poco de ambos
Visto desde estos puntos, tanto el conformista, como el exigente, tienen que aprender del otro, puesto que si bien es recomendable ser emprendedores y buscar más, debemos aprender a apreciar lo que tenemos en el presente, y disfrutarlo.
El conformista, por su parte, debe considerar que se puede mejorar, no sólo en aspecto económico, como persona, en nuestro aspecto físico, en nuestra salud, recurriendo a diferentes herramientas, simplemente, para vivir mejor.
No es tan malo detenerse
Podemos tener miedo de conformarnos, puesto que muchas veces tenemos la creencia de que al hacerlo, está todo perdido, no llegaremos más lejos, pero de vez en cuando es bueno, detenerse, a apreciar lo que tenemos y hemos logrado, tomar un descanso, no es tan malo.
Es posible que una persona que es exigente está llena de metas, pero muchas veces éstas metas son efímeras, y no brindan ninguna satisfacción al ser alcanzada, simplemente, son reemplazadas por nuevas metas.
Es recomendable, hacer una reflexión para identificar nuestras necesidades internas y perderle miedo al descanso, no se trata de conformarse, sino de aprender a disfrutar, ciertamente siempre se puede tener más, pero no hay nada de malo en saber disfrutar lo que es bueno y es un logro.