Un proyecto de la UE promueve la ecología entre los oleicultores
Los oleicultores de Europa se enfrentan a dos retos importantes: por un lado, tienen que respetar la estricta legislación medioambiental de la UE, pero al mismo tiempo la competencia que suponen los oleicultores de otros lugares les obliga a mantener precios bajos.
Ahora los oleicultores contarán con ayuda gracias al proyecto INASOOP («Enfoque integral de la producción sostenible de aceite de oliva y aceituna de mesa»), financiado por la UE. Los socios de este proyecto llevan tres años trabajando en la redacción de directrices que ayuden a los oleicultores a funcionar de forma más ecológica y aumentar su competitividad.
La UE es el principal productor mundial de aceite de oliva y aceituna de mesa; España, Italia y Grecia por sí solas suman el 80% de la producción mundial de aceite de oliva. Gracias al sabor del aceite y a sus beneficios para la salud, se prevé que el consumo mundial de estos productos aumente entre un 3,5% y un 4% al año.
Sin embargo, aunque las aceitunas sean beneficiosas para la salud, producirlas es con frecuencia extremadamente nocivo para el medio ambiente. La industria del aceite de oliva produce unos diez millones de toneladas de residuos al año, y la industria de la aceituna de mesa un millón de toneladas. Los residuos y las escorrentías que originan los procesos industriales relacionados suelen ir a parar al medio ambiente, de forma que contaminan el suelo y causan diversos problemas.
La mayoría de las 12.000 almazaras de la UE son pequeñas y medianas empresas (PYME) para las que resulta muy complicado cumplir la legislación medioambiental de la UE y competir con otros oleicultores a la vez.
El proyecto INASOOP fue dirigido por el Centro de Transferencia Tecnológica de Bremerhaven y reunió a asociaciones de almazaras, productores e institutos de investigación. Los socios del proyecto analizaron la situación de los distintos países implicados en el proyecto. En la actualidad están colaborando para elaborar unos Estándares de Calidad Ambiental (EQS). A partir de esas directrices, los socios están redactando unas instrucciones que ayudarán a los productores a aplicar los estándares de la forma más sencilla posible. Abordan cuestiones como el modo de reducir el gasto de agua y energía, la implantación de nuevas tecnologías para la eliminación de residuos y la forma de mejorar las condiciones de la producción.
Además de ayudar a los oleicultores a cumplir la normativa medioambiental, las directrices ayudarán a mejorar la imagen del producto y, de esta forma, aumentar su valor y la competitividad de la industria oleicultora europea.
«Todos los productores de alimentos europeos consideran importante no sólo mejorar las condiciones de producción para aumentar la competitividad», señaló Werner Mlodzianowski, del Centro de Transferencia Tecnológica de Bremerhaven. «Para destacar por encima de productos más baratos de fuera de Europa, más que nada hay que elaborar productos con sabor y de calidad convincente.»