Experimento: alimentación 100 % ecológica
Un pediatra y escritor estadounidense decidió realizar un experimento con su propia vida y se alimentó exclusivamente con alimentos ecológicos durante 3 años.
El doctor Alan Greene, pediatra y escritor de Danville, California, no ha comido durante los últimos 3 años, nada más que alimentos ecológicos, tanto cuando cocina en casa como cuando cena o come algo en la calle.
Si bien, hoy en día reconoce que tiene más energía y se despierta antes; también declara que “No es una forma de comer que pueda recomendar a nadie porque está muy lejos de la parrilla tradicional de alimentos”, y agrega: “Fue mucho más problemático de lo que pensaba, y eso que pensaba que sería duro. Hubo días donde no podía encontrar nada ecológico”, dice el doctor de 49 años fundador de un sitio web sobre la salud de los niños, drgreene.com.
Con respecto a los cambios en su vida luego de la experiencia dice que ahora raramente está enfermo, sobre todo teniendo en cuenta que como pediatra, está expuesto regularmente a niños enfermos, por lo que estaba acostumbrado a contraer varias enfermedades al año.
El Doctor eligió el plazo de tres años porque es el período de tiempo que tarda un animal en obtener la certificación ecológica que otorga el Departamento de Agricultura. Aunque quienes cultivan alimentos cumplen con las regulaciones ecológicas todos los días, el doctor Green se preguntaba si una persona podría satisfacer los mismos estándares, y no ha sido fácil.
Lo que hace destacable al experimento del doctor Greene, es la duración, el tiempo que se dedica a él y su esfuerzo por incorporar la comida orgánica a las rutinas de la vida. Sus hallazgos ofrecen nuevas visiones de los problemas a los que se enfrenta el sector de la alimentación ecológica y aquellos que quieren adoptar este tipo de vida.
Recordemos que los agricultores ecológicos no emplean métodos convencionales para fertilizar el suelo, controlar las malas hierbas y las plagas o impedir las enfermedades del ganado, sino que evitan el uso de fertilizantes y químicos a la hora de producir y elaborar sus productos.
El lado B: precios altos
El resultado menos agradable de este experimento fue el tema monetario. Y es que los métodos ecológicos a menudo llevan a costes más altos, y los consumidores llegan a pagar el doble por los alimentos de esta categoría en comparación con los productos convencionales. En relación a este tema, el consejo financiero del sitio web SmartMoney.com informó, por ejemplo, que para alimentar a ocho personas con una comida tradicional de Acción de Gracias ecológica, un comprador tendría que pagar 259,36 dólares, una prima de 126,35, o del 75% más, con respecto a una comida de fiesta normal.
Por su parte, el doctor Greene dice que para rebajar el coste de una dieta ecológica, tuvo que reducir el consumo de carne: “Siempre que asciendes en la cadena de alimentación, los costes se acumulan”, y agrega: “Si no comes carne en todas las comidas, si la carne se convierte en un plato auxiliar y no en la pieza central, puedes llenar el plato con comida ecológica saludable más o menos por el mismo precio”, concluye.
El doctor Greene dijo que se le ocurrió iniciar una alimentación ecológica tras hablar con un granjero de productos lácteos que había notado que el ganado enferma menos después de haber introducido estas prácticas ecológicas en su alimentación y cuidado. Se preguntó si hacerse 100% ecológico podría mejorar su propia salud.
Otro dato interesante y a tener en cuenta es que se “sorprendió el que poca gente sabe que ecológico significa sin pesticidas, antibióticos ni hormonas”, dice. La mayor sorpresa de toda la experiencia fue que mucha gente todavía no sabe lo que significa “ecológico”. “En las tiendas o restaurantes de todo el país, si preguntas si tienen algo ecológico, la mitad de las veces te responderán: ¿quiere decir vegetariano?”.
Fuente: Johnt Tierney /NYT – Gaceta.es / Ecoalimenta.com